miércoles, 10 de octubre de 2007

Viajar a través de las tapas, una de las mejores formas de viajar

En breve, inauguraré una sección sobre “La buena vida” en la que además de hoteles y restaurantes con buena relación calidad/precio, incluiré bares de tapas, sobre todo, de aquellas ciudades españolas donde la tapa no es de pago (gentileza de la casa) y se sirve como parte indivisible de cualquier consumición y a casi cualquier hora.

Sobre el asunto de las tapas gratuitas quería hoy, antes de iniciar esa sección, hacer algunas valoraciones y reflexiones.

De la España que conozco, que es mucha, pero no toda, las ciudades donde mejores tapas sirven, desde mi punto de vista, son: Granada, Jaén, Segovia, Lugo y León.

Aunque sumando todos los puntos fuertes y los débiles, tal vez sería Granada la que ocupara el primer lugar indiscutible, no voy a hacer una clasificación y voy a colocar a las cinco en un nivel similar, destacando la mejor característica de cada una.

Granada: Las tapas más generosas. Me han llegado a poner de tapa una hamburguesa con patatas fritas o un bocadillo de más de un tercio de barra.

Jaen: Quizás sean las más exquisitas, con una casi imbatible relación exquisitez7 precio

Segovia: Muy buen equilibrio entre el tamaño y la calidad.

Lugo y León: Buen precio y variedad, ubicados dentro de unos bellos marcos históricos. El fenomenal ambiente que se respira y vive en el Barrio Humedo o en la principal calle de tapas de Lugo –de cuyo nombre no me acuerdo- es de tanta altura como las propias tapas.

Otras ciudades muy interesantes también para la degustación de pinchos sin cargo son: Santiago de Compostela (hace unos años estaba a la altura de las anteriores, pero ha caído mucho), Madrid (también ha caído algo), Ávila, Salamanca (muy desiguales, las hay muy buenas y muy malas) y Ciudad Real (en este último caso hablo de oídas, dado que no estado; aunque si puedo referirme a lo excelentes que me resultaron las de Valdepeñas).

No me resisto para terminar, a dar unas pocas recomendaciones, fruto de una dilatada experiencia currada a conciencia en cientos de bares, para moverse por la galaxia tapera.

-Evitar los sitios recomendados por la Guia del Routard (u otras guías) de hace más de dos años. Vamos, que nada de entrar en ese establecimiento “recomendado por la guía del Trotamundos de 2.001”. Probablemente en 2.001 era un lugar bastante recomendable, pero es casi seguro que desde esa nominación haya subido sus precios en proyección geométrica y hayan bajado la calidad y la cantidad en la misma proporción

-No siempre en los sitios más caros ponen mejor tapa y en los más baratos peor. Suele ser más al revés. Quien es generoso, lo es para todo (precio y tapa) y quien es tacaño también.

-En cualquiera de estas ciudades que he señalado (no se en otras), no se debe uno hacer mala sangre si ve que a su alrededor todo el mundo tiene tapa y a él no se la han puesto. Lo más probable es que al camarero se le haya olvidado. ¡Así que, pedidla con toda naturalidad!.

-Si no vais a comer la tapa, hacérselo saber a quien está detrás de la barra y que no os la ponga. Los bares hacen un esfuerzo con este gesto y no está bien que parte de la comida tenga que acabar en la basura.

-No en todas las ciudades la hora central del tapeo es al mediodía. Hay en algunos lugares donde el momento más álgido se sitúa antes de la cena, entre las ocho y las diez de la noche.

Hablando de tapas, vinos y cervezas. ¿Alguien sabe la medida exacta de un corto de esta última bebida?. Dependiendo del establecimiento, la cantidad de cerveza varía en márgenes abismales para tan pequeña dosis.

Escrita el 9 de enero de 2.007

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