sábado, 13 de octubre de 2007

Emprender un viaje de dos años por el mundo no es mayor locura que tener un hijo

Cuando cuentas tus planes de que te vas a dedicar un par de años a dar una vuelta al mundo, no dejas a nadie indiferente. Hay una parte de la gente que te da ánimos y te felicita por poder tener esa suerte (así lo hacen algunos de mis amigos de forma presencial y algunos lectores de esta web por correo electrónico), mientras que el resto te consideran un loco, un irresponsable o ambas cosas y se empecinan en intentarte describir todos los posibles peligros que te pueden acechar en ese tiempo y a preguntarte cuáles son los planes que tienes para la vuelta del viaje. Y yo pienso: ¿Si son tantos los peligros que vamos a tener que afrontar, qué sentido tiene ahora pensar en que vamos a hacer a la vuelta?.

No seré yo quien niegue, de todas formas, que durante el viaje surgirán dificultades (nos pueden tobar, nos podemos poner enfermos…), pero también contamos con algunos buenos argumentos a favor: Nos hemos tomado nuestro tiempo para adoptar la decisión, hemos evaluado los pros y los contras y dedicaremos el tiempo y las ganas suficientes para poder planificar las líneas fundamentales del proyecto.

¿Acaso los que van a ser padres toman tantas precauciones a la hora de tener un hijo como nosotros para dar una vuelta al mundo?. Algunos pensarán que estoy juntando churras con merinas, pero es que estoy convencida de que hoy en día tener un hijo trae mayores consecuencias y riesgos que hacer un viaje alrededor del globo durante dos años y la mayoría de la gente no le da tantas vueltas ni considera alocado o irresponsable embarcarse en el camino sin retorno de la maternidad o de la paternidad.

Veámoslo de una forma detallada y comparando algunos términos equivalentes:

-Irse de viaje dos años cambia completamente la vida que llevas hasta entonces. Estoy de acuerdo, pero ¿y tener un hijo, no?.

-Los nueve meses de gestación de un bebe forman un periodo sensiblemente más largo y sufrido (si no hay complicaciones, claro) que el que se necesita para organizar de forma adecuada un emocionante tour por el planeta.

-Una vuelta al mundo de dos años supone un desembolso muy significativo (si se hace a través de ahorros y no se trabaja durante el trayecto), que en cualquier caso es mucho menos que lo que nos va a costar mantener un hijo desde que nace hasta que se va de casa, con suerte, a los treinta y pico años.

-Una vez terminado el viaje, se acaban las ataduras con el proyecto. La responsabilidad (o irresponsabilidad), se ciñe por completo a ese periodo de dos años, mientras que un hijo es una responsabilidad prácticamente para toda la vida.

-Llegado el momento, una vuelta al mundo siempre se puede suspender a mitad de camino si las dificultades acechan. De un hijo no te puedes deshacer así por las buenas.

-En la vuelta al mundo nos implicamos exclusivamente sus participantes, mientras que en la crianza de un hijo no solo están involucrados los padres. Y si no, que se lo pregunten a los suegros a los que se los encasquetan, cuando sus progenitores quieren dedicarse a otros menesteres como salir un sábado o irse al Caribe en busca de Curro (que habrá sido de él).

Y así podríamos seguir con comparaciones y semejanzas. Y continuando el hilo inicial, lo que a mi nunca se me ocurriría es preguntarle a quien va a ser padre: ¿Y qué vas a hacer cuando se case?.

Con todo esto no estoy pretendiendo fomentar la abstinencia de tener hijos o advertir de que se trata de una práctica de riesgo. Simplemente quiero exponer, que dar una vuelta al mundo durante un par de añitoss es tanta o incluso menos locura que ir a por un vastaguit@ (no digamos ya, si estamos hablando de dos o de tres).

P.D.: No tenía muy claro si colocar este comentario en Reflexiones Viajeras o en Preparativos de la Vuelta al Mundo, así que lo he colgado en las dos secciones.

Escrita el 7 de agosto de 2.007

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