viernes, 12 de octubre de 2007

Encantada de la vida y llena de gozo

El otro día, escuchando determinado programa radiofónico, me indigné un tanto, cuando se decidieron a llamar turismo alternativo a la fórmula de viajar por cuenta propia a países más o menos exóticos. Estuve a punto de telefonearles y decirles: "Miren ustedes. Llevo casi veinte años viajando por libre y ni hago turismo, ni soy alternativa a nada ni a nadie. Por muy programa liviano de domingo que sean ustedes, no es necesario que frivolicen tanto. Y de todas formas, si algo es alternativo, es el turismo organizado, porque el independiente existe bastantes siglos antes de que apareciera la primera agencia de viajes"

Nada tengo, aunque lo pudiera parecer, contra las agencias de viajes ni contra quienes se mueven por el mundo de forma organizada. Al fin y al cabo, este proceso sirve para que unos se ganen el pan y otros, al menos, sientan en cierta medida la experiencia de viajar de vez en cuando. Pero reconozco, que no quepo en mi de gozo cada vez que alguien me escribe un correo electrónico comentando, que después de haber leído alguno de mis relatos se ha animado y decidido escapar de las garras de los touroperadores, para probar suerte viajando por su cuenta.

Y esto durante el último mes me ha ocurrido en tres ocasiones, con tres personas que han leído nuestras andanzas por Siria, Jordania, Israel y Palestina y que ahora pretenden hacer por libre un viaje de similares características –en dos casos- o a otro destino del planeta –en el tercero-. De todas formas y a pesar de la alegría que me da, siempre les recomiendo lo mismo: Cautela. Porque viajar por cuenta propia requiere dedicarle tiempo a los preparativos –precisamente, para luego poder improvisar sobre la marcha- y un periodo de aprendizaje.

También acabo a reventar de gozo –y de responsabilidad, claro- cuando como me ocurrió el otro día, alguien te escribe y te dice que tus recomendaciones le han servido para decidirse sobre el destino a visitar para el próximo verano. Empiezas a desarrollar la sensación –no carente de vértigo-, de que aparte de una diversión personal, lo que escribes esta influyendo en la vida de otra gente.

E igualmente me colma de satisfacción, cuando alguien te manda un correo (o lo detectas por la procedencia de las visitas a través de los contadores de la web) diciendo que ha enlazado tu página a la suya. En ese momento te das cuenta de que hay otras personas que también disfrutan dedicando parte de su tiempo libre a lo mismo que tú y que valoran el cariño con el que haces las cosas.

Hay quien piensa, por cierto, que hacer y mantener actualizada una web requiere de esfuerzos ímprobos y de mucho tiempo, pero a mi tal labor no me ocupa ni una hora al día –salvo a la vuelta de los viajes con la plasmación por escrito de los relatos, que si lleva unos cuantos ratos-. Perdía bastante más tiempo en la época en que frecuentaba los foros de viaje, con gente desagradecida y mediocre, en muchos casos. Pocas cosas me llenan más de gozo que haberlos abandonado de forma definitiva

Pensé eso si, que al dejarlos iba a perder posibilidades de obtener información sobre destinos, pero curiosamente ha ocurrido lo contrario: Ahora dispongo de mucha más y de mayor calidad, gracias a la ayuda que me proporcionan otros viajeros por mail, en forma de recomendaciones y experiencias o de relatos. Así que no puedo estar más encantada de la vida.

Por cierto y en este sentido, quiero agradecer de forma pública al asturiano José Ramón García (en privado ya lo he hecho), el estupendo relato que me ha mandado sobre Irán. Gracias a los que me enviaron otros viajeros como Javso, Rod, Frascesci…, mis últimos viajes han sido mucho más fáciles.

Escrita el 12 de junio de 2.007.

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