miércoles, 10 de octubre de 2007

Tópicos muy habituales en las conversaciones sobre viajes (VII de X)

Tópico 7: "Hay que ir con mucho cuidado y tener bastante paciencia, porque en ese país a los turistas nos ven como si fuéramos euros con patas". Esta frase no es difícil de escuchar en los foros o en cualquier conversación de viajes, para referirse a destinos en países en vías de desarrollo o a naciones directamente pobres.

En mi caso, en ninguno de esos lugares me he sentido –salvo en muy contadas excepciones- como un euro con patas. Por hacer una comparación rápida entre mis últimos viajes, he notado mayor apego y egoísmo hacia el dinero y todo lo material en países desarrollados como Reino Unido o Irlanda, que en lugares como Marruecos o Egipto.

Es posible además, que en cualquier destino traten de sacarnos algo más de dinero de la cuenta (es consustancial al ser humano y los que se relacionan con el turismo viven de esos "redondeos"), pero mientras en el segundo y tercer mundo lo hacen para sobrevivir, en el primero lo hacen/hacemos por avaricia, por espíritu de acumulación y por esas enfermedades tan poco reconocidas, tan mal diagnosticadas y tan aún peor tratadas, como son el consumismo sin límites y la acumulación de cosas (sean útiles o inútiles).

Un japonés de mundo y deben ser bastantes los que cumplen esta característica (algún día me gustaría conocer porque tienen tantísima facilidad para viajar los habitantes del país nipón) o cualquier norteamericano con la cartera a reventar de dólares, podrán confirmar que se sintieron más estafados en las terrazas de la Plaza Mayor de Madrid o en los cafés de las Ramblas de Barcelona, que en un chiringuito del zoco de Damasco o en un local de Bangkok. Con la posible diferencia de que el propietario de la terraza de Madrid use luego ese sobresueldo para incrementar los ceros de su cuenta corriente, mientras el dueño del chiringuito de Damasco lo haga para dar unos estudios a sus hijos o incluso para poder comer al día siguiente.

Un ejemplo más gráfico todavía: ¿Dónde es más fácil ser estafado y por más importe, en un recorrido en taxi desde la Terminal 4 de Barajas hasta el centro de la ciudad o en otro desde el aeropuerto de El Cairo hasta tu cualquier lugar de esta urbe?. La pregunta se contesta casi sola.

Es en occidente precisamente, donde se nos mira –nos miramos los unos a los otros, en realidad- como euros con patas, donde se nos da o quita categoría en función de nuestro dinero y donde tanto tienes, tanto vales. En los países en vías de desarrollo (y para el común de la población, no de sus gobernantes) el dinero es un simple instrumento de intercambio de las cosas más básicas, de las que el cuerpo necesita para poder seguir adelante. Pero por encima de él, están la humanidad, la cortesía la hospitalidad… Y pocas miras y una capacidad mental algo limitada tiene aquella gente que juzga a un pueblo porque en no sé que sitio le dieron una vuelta mal de forma consciente o le intentaron cobrar por algo el doble de lo que costaba. ¿No pagamos en occidente diez veces más por los pisos de lo que realmente cuestan y no decimos ni mu?. Pero el resero para medir a un morito no es el mismo que para hacerlo con un "triunfador" de la construcción.

Este tópico que estamos comentando en la reflexión de hoy, crea otros subtópicos también relacionados con el dinero en el primer y tercer mundo, que difícilmente se sostienen de pie. Veamos: "En los países en vías de pobres te están todo el día intentando vender cosas y los tenderos son pesadísimos". En mis carnes, he sentido más la presión y el agobio de unos cuantos vendedores de El Corte Inglés o de otras tiendas de postín y de mucho "prestigio", que el de los de cualquier zoco o bazar. Con la diferencia de que los primeros ni me invitan a té, ni me dejan rebajarles el precio – a pesar de que a mi personalmente el regateo me aburre- y el kilo de sonrisa y de amabilidad me sale bastante más caro.

"En esos países solo se ocupan de sacarte el dinero, sin importarles demasiado la calidad o el servicio". A modo de ejemplo y como fácil argumento para desmontar este absurdo subtópico, solo me cabría decir que me he sentido bastante más estafada y peor tratada en cualquier hotel del Reino Unido o Bed and Breakfast de Escocia que en casi la totalidad de establecimientos de países menos desarrollados donde he estado, con la diferencia además, de que en los segundos no me han intentado regatear siquiera un huevo frito y en algunos de los primeros sí. Pero siempre fue más generoso quien menos tuvo.

Escrita el 6 de marzo de 2.007

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