sábado, 6 de octubre de 2007

Un buen viaje necesita de una buena banda sonora

Cada viaje es una canción, cada periplo por el mundo es un disco. Casi sería capaz de identificar y sentir cada uno de los viajes que he hecho por su banda sonora: Miranda Warning en nuestro transitar por Inglaterra, Escocia y las dos Irlandas, Los Peces en el discurrir por Marruecos…. Basta con cargar en el CD alguna de estas canciones, para que nuestra mente pulse el play del video de aquellas emociones y aventuraras y podamos revivir en imágenes encadenadas la historia y las sensaciones de ese viaje, en tan solo tres o cuatro minutos

Un viaje está compuesto por palabras, aromas, sabores, imágenes, dichas, desdichas, ilusiones, decepciones… Pero nada es igual, aunque los actores, los decorados y el guión sean magníficos, si no van acompañados de una buena banda sonora, que nos deleita y relaja en muchos de los ratos muertos del viaje (esperas en aeropuertos, transportes públicos, habitaciones de hoteles) o nos sorprende y nos pone la piel de gallina en los momentos más inesperados o emotivos de nuestro transitar. Resulta casi imposible no asociar los mejores y los peores momentos de nuestra vida con los acordes de una canción

Por eso, uno de los aspectos que más cuido a la hora de preparar los viajes es la música que me va a acompañar. Desde varias semanas antes de la partida y paralelamente al trazado del recorrido, voy seleccionando y cargando en el MP3 los temas candidatos a convertirse en las melodías del viaje.

No hay criterios establecidos para escoger esos temas, aunque depende más del estado de ánimo que del destino en sí. Puede ser música de toda la vida, aunque generalmente me decanto por discos de reciente publicación. Escucho un tema que me gusta en la radio, televisión, en la calle, en el trabajo… Ese tema me lleva al disco y ese disco se almacena en el soporte digital junto otros diez o quince más.

Por razones totalmente subjetivas que no me llego a explicar, uno de ellos sobresaldrá sobre el resto para convertirse en la sintonía del viaje. Aunque sin embargo, en no pocas ocasiones, es una canción desconocida, escuchada en algún momento especial en el propio destino, la que se convierte primero, en la protagonista de nuestros tarareos y después, en ese ritmo tan especial que nunca dejaremos de asociar a ese lugar.

Escrita el 20 de octubre de 2.006

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