viernes, 12 de octubre de 2007

¡Dios mío, yo también me estoy convirtiendo en lowcostpata! (I de IV)

Ya, ya sé que me queda pendiente de escribir la segunda parte de la reflexión anterior y lo haré, pero es que hoy estoy poseída, endemoniada diría yo. Hacía ya tiempo que no me planteaba un circuito por Europa en tan solo 11 días, tomando varios vuelos y, ahora que ya se acerca julio y lo veo tan inminente, me han entrado los nervios, que poco a poco se han ido trasformando en adicción: “Origen”…, “Destino”…., “Fecha”… “Buscar”… “Click”… Y así una y otra vez, como quien con ansias y sin control introduce una tras otra las monedas en una tragaperras.

Llevo seis horas casi sin interrupción (que hasta casi estoy a punto de colocarme una sonda directa al servicio, para ni tener que levantarme de la silla), hurgando por las estructuras internéticas del bajo coste y ahora es cuando empiezo a entender lo de los ludópatas.

-Vamos, Eva, vente a cenar –me dice mi chico (lo de marido me sigue sonando fatal)-.

-No, no, espera diez minutos, cuarto de hora a lo sumo, que casi ya lo tengo ¡¡Esta a punto de salirme, ya noto el ADSL caliente… Déjame, que si no lo saco yo, seguro que se lo lleva otro!!, –he contestado sin separar los ojos de la pantalla-.

-Pero mujer –me ha dicho-, si ya has probado con Wizzair, Blue Air, Hemus Air, My Air, Meridina, Sky Europe, Gerrmanwings, Smartwings, Ryanair, Vueling, Click Air y no sé cuantas más. ¡Déjalo un poco para mañana!.

-¡Que no, que no, que está al caer!. Con Belle Air, Alpieagles, Club Air o Esasyjet lo saco seguro. Lo presiento. ¡Qué sí, que sí, mira!. Desde Split volamos a Cracovia, de Cracovia, a Estocolmo, de Estocolmo a Dublín y de ahí a Helsinki vía Atenas. Y por fin nos plantamos en Milán tras pasar la noche en el aeropuerto de Tirana, en Albania.

-Pero, Eva. Si ayer me habías dicho que desde Split íbamos a Sofia, de ahí hasta Budapest y desde este punto a Milán. ¡Y no teníamos que pasar la noche en ninguna parte!.

-Ya, ya. Pero es que he readaptado el recorrido. He quitado Brasov y Sighisoara (en Rumanía) del itinerario, para poder sacar tiempo para pasar la noche en el aeropuerto de Tirana. ¡Seguro que allí tendremos toda una inolvidable experiencia y esta combinación de vuelos nos permitirá ahorramos todavía 8€ más a cada uno!....

Mi chico ya no responde.

Y es que ni sopas de letras, ni sudokus, ni siquiera el entretenidísimo y viejo tetris o los novedosos juegos en tres dimensiones. Nada engancha más en la actualidad y resulta más electrizante y adrenalínico que jugar al bajo coste, bien simulándolo por entretenimiento o bien –como es mi caso en la actualidad- por próximas necesidades viajeras.

Es como ir a las rebajas, pero sin salir de casa. Cierto es que en vez de comprar blusas, medias o pantalones, solo adquieres códigos alfanuméricos. ¡Pero pone lo mismo pensar que has conseguido una auténtica ganga o que has logrado sacarlo siquiera un poco más barato que otro amigo tuyo que viajó al mismo destino hace dos meses. Da igual tener más o menos medios económicos. ¡Lo importante es ganar, ganar y ganar, aunque solo sea por un céntimo!.

Hasta yo, que dispongo de los suficientes recursos económicos para no preocuparme en exceso de los precios de los vuelos y que hasta hace no mucho era bastante escéptica con la mayoría de las compañías que se definen como bajo coste, debo reconocer que me he enganchado a la mecánica.

Tal es así, que me estoy planteando muy seriamente patentar y crear una especie de monoply del bajo coste, con aeropuertos en vez de calles, boeings y airbuses en lugar de hoteles y casas y penalizaciones o bonificaciones por llevar o no maletas, tasas de aeropuerto y suplementos de combustible. Lo mismo estas navidades, lo véis en el mercado. ¡Y pienso forrarme!.

Escrita el 24 de mayo de 2.007.

No hay comentarios: