viernes, 12 de octubre de 2007

Ejjjjiuummmi (II de II)

Y no me desanimo, porque después de mis últimos viajes por la zona de Oriente Medio, he visto que a la mayoría de los árabes lo de la pronunciación tampoco les resulta nada fácil. ¡Quién lo iba a decir. Imaginaba que después de aprender el “alfabeto gusanillo” y esa lengua, todas las demás serían para ellos como coser y cantar!.

He visto a árabes tener que repetir en inglés cuatro o cinco veces las cosas, porque sus interlocutores (con ese idioma como lengua materna) no se enteraban de nada. Así que con esos antecedentes, muchas veces la comunicación en inglés entre árabes e hispanos resulta lo más parecido al diálogo de besugos.

Tengo la curiosidad de conocer que pensarán los anglófonos al escuchar su idioma de formas tan diferentes y, a veces, tan desafortunadas. ¿Estarán cansados de que unos y otros lo maltratemos sin miramientos?. ¿Les hará gracia?. ¿Estarán resignados?. ¿O tirarán por lo práctico, al ver que gracias a eso ellos no tienen que dedicar tiempo al estudio de otras lenguas?.

Pero a pesar de las comunes dificultades de pronunciación de árabes e hispanos, los primeros son mucho más hábiles que nosotros en el manejo de la lengua que nos ocupa. Cuando se dan cuenta de que su interlocutor domina el inglés con soltura (caso de nativos y avanzados), hablan despacio e intentando mostrar la mayor claridad; pero con los que somos algo menos desenvueltos, aumentan la velocidad y la mala pronunciación, como si quisieran ganarte la batalla psicológica, para acabar espetando, cuando te ven en dificultades de comprensión: ¿No hablarás árabe?.

Los españoles por el contrario, nos amilanamos. Somos conscientes de nuestras carencias lingüísticas y vamos casi con complejo de inferioridad, cuando encontramos a alguien que habla inglés mejor que nosotros. Pareciera que tuviéramos la obligación de hablar inglés y eso nos presiona. Y en realidad, tenemos la misma, que los demás de hablar español. Ninguna.

Así que no señor, hay que ir con la cabeza bien alta y saludar en castellano y luego, preguntarle a nuestro interlocutor si lo habla (unas cuantas veces, te llevas la sorpresa de que si). De esa forma y en cualquier caso, el será consciente de que el problema de la comunicación es también suyo y no solo nuestro.

Lo curioso de todo, es que ni siquiera los ingleses tratan de colonizar tanto con su idioma, como hacen en otros sitios. Es bastante frecuente que en Londres tu interlocutor británico te pregunte que si hablas su inglés y te pida disculpas por no hablar castellano, mientras que en otros países, sin encomendarse ni a Dios ni al diablo, se arrancan desde el primer momento a hablarte a toda velocidad en inglés, sin haber tenido previamente ni el gesto de cortesía de preguntar si eres capaz de comunicarte en esa lengua.

Por último –se domine o no el idioma del Imperio-, en muchas ocasiones merece la pena decir que no se conoce. Suele ser muy efectivo para librarse de pesados con ganas de dar la lata u obtener algo de nosotros y para negociar servicios más rápidamente y a mejores precios.

Escrita el 10 de mayo de 2.007

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