miércoles, 10 de octubre de 2007

Tópicos muy habituales en las conversaciones sobre viajes (II de X)

Tópico 2: "Las low cost son una maravilla e Iberia es un desastre, una de las compañías aéreas más lamentables". La leyenda negra de la compañía aérea española se remonta casi a la misma época que la del Duque de Alba para los ciudadanos de los Países Bajos. Ya desde mi más tierna infancia oía hablar sin tapujos sobre la nauseabunda naranjada de Iberia, naranjada que por cierto, debieron retirar de los vuelos antes de que yo empezar a volar hace casi veinte años, dado que nunca he tenido el placer/disgusto de degustarla.

Para ser "viajero de mundo" y de intachable reputación y credibilidad, antes bastaba con pontificar en público (fuera o no a través de la red) sobre las excelencias de Emirates, Singapur Airlines, Malaysia Airlines o Quantas (así de paso se insinuaba que un@ era lo más de lo más, por haber estado en Australia). Ahora, desde la necesaria y democrática popularización de los aires a todas las clases sociales y edades, lo que toca es platicar y platicar sobre las maravillas de las compañías de bajo coste, así en general, como si quien hablara las hubiera cogido todas.

Tanta es la pleitesía que en la actualidad se rinde hacia el bajo coste, que hasta la propia filial de Iberia –Click Air- recibe mejores valoraciones que su matriz, a pesar de que según me cuentan, en ella operan los aviones más viejos de la aerolínea española.


Que conste que nada tengo yo contra las compañías de bajo coste, que también uso cuando me vienen bien. Pero al margen de sus innegables ventajas, alguien también debe poner sobre la mesas de vez en cuando aspectos como sus incómodos y poco espaciosos asientos, la lejanía –en ocasiones más de cien kilómetros- de muchos aeropuertos donde aterrizan, los –a veces- intempestivos horarios que ofrecen para sus vuelos o las condiciones laborales y falta de formación para sus puestos de trabajo que sufren los empleados de algunas de estas compañías.


Pero lo que no ha cambiado ni antes ni ahora es que para ser ese "viajero reputado de mundo" hay que despotricar contra Iberia. Pareciera que cuantas más experiencias negativas se hubieran padecido en Iberia, más galones viajeros se poseyeran. Solo por este honorífico mérito –o por un masoquismo a prueba de bomba- se podría entender que muchos repitieran una y otra vez con esta compañía después de tanto mal fario y sufrimiento.


No voy a ser yo la que saque la cara por Iberia ni por ninguna otra compañía, dado que de ninguna de ellas depende mi sustento, pero es que me causan cierta pena e indignación las tendencias o modas que se establecen para subir a los altares o demonizar las cosas. ¡¡Qué somos viajeros, coño y se nos atribuye cierta capacidad mental!!.


He volado en más de 25 ocasiones con Iberia en los últimos quince años y nunca he tenido el más mínimo problema con ellos (no quiero decir que otros no los hayan tenido), con la excepción de pequeños retrasos. He volado también con muchas otras compañías europeas de bandera y mi impresión es que prácticamente todas (incluida Iberia) están casi a la par. Incluso, desde mi punto de vista, por supuesto, destacaría dos aspectos en los que la aerolínea española sobresale sobre las otras: La comida en clase turista y el trato, servicios y espacio de la clase preferente.


Si algo se le puede poner en el debe de Iberia y del resto de compañías de bandera en Europa (las asiáticas están en casi todo, un escalón por encima) en relación con las de bajo coste, sería que en las primeras el trato del personal de vuelo podría ser algo más esmerado. Pero ya veremos que ocurre dentro de veinte años, cuando las eficientes y jovencísimas veinteañeras de las bajo coste estén rondando la cincuentena.


Escrita el 19 de febrero de 2.007

No hay comentarios: