martes, 29 de septiembre de 2009

La desfachatez de Air Europa, tienne final feliz (de momento)

Nuestras peores sospechas, se han confirmado en el día de hoy. Aunque el final, ha sido casi feliz, después de explicaciones incomprensibles, momentos de inquietud, abono del minuto de llamada, a más de un euro y buen trato, eso sí

Sabemos desde hace tiempo, por diversas incidencias ocurridas en el pasado -que ahora no vienen al caso-, que Air Europa es una compañía lamentable y de muy poco fiar. Aunque nos seguimos arriesgando a volar con ellos, debido a que en algunos destinos –no en tantos como antes-, sus precios están bastante por debajo de la competencia. Es el caso de los vuelos a Túnez, uno que antes iba a Río de Janeiro y que quitaron en mayo del año pasado y el que conecta Madrid con Nueva York, que es el que ahora tocaba.

La tarifa que conseguimos, de 323 euros i/v, resulta unos 80 euros menos, que las más bajas de sus competidores. Así que, como bien sabéis y una vez más, nos armamos de valor y compramos los billetes, para visitar Estados Unidos, durante 16 días, a primeros de noviembre.

La web de Air Europa, es aún más lamentable, que la propia compañía. Tiene una única virtud: Que te permite visualizar a la vez, los vuelos al destino elegido, de todas las fechas del mes. Todo lo demás, son defectos: Diseño poco atractivo. A veces se queda colgada. Si has metido un dato mal (por ejemplo ida, por ida y vuelta) y quieres modificarlo, te borra todo lo anterior y hay que empezar de nuevo. Los precios, que se visualizas en el calendario, a veces no coinciden con los reales. Y podría seguir, pero ya solo, me voy a referir a lo peor: No hay manera, de hacer un seguimiento a tu reserva. Menos mal que al menos esta vez, no nos dio problemas al reservar nuestras plazas, a diferencia de otras ocasiones.

El caso es, que ayer andaba aburrida y ¡bendito aburrimiento!. Quise comprobar, si en Checkmytrip (
https://www.checkmytrip.com/plnext/XCMTXITN/CleanUpSessionPui.action?SITE=XCMTXITN&LANGUAGE=GB ), aparecía el itinerario y el estado de los vuelos. Positivo. Miro el de ida y se muestra confirmado. Voy a ver el de vuelta y leo lo siguiente, en cuanto a su estado: “No es posible, no funciona”.y debajo, nos colocan otro vuelo, para la misma hora del día siguiente y cuyo estado es: “Confirmación cambio de hora”. O Sea, no es que lo retrasen unas horas, si no que lo cancelan y nos hacen esperar un día completo Supongo que cualquier persona, que tenga unas fechas de vacaciones limitadas y cerradas, se hace cargo del problema.

Esta mañana y como es lógico, llamamos a la compañía. En el 902 de Air Europa, nos indican que para informarnos sobre ese tema, hay que llamar a un 807, que cuesta más de un euro el minuto y que tenemos que pagar nosotros, aunque la culpa del desaguisado, sea de la compañía. ¡A callar y a pagar! Ya hemos aprendido hace tiempo, que el temple tiene que ser nuestro guía.

La señorita –muy amable, eso sí-, nos dice, que efectivamente, ese domingo, no hay vuelo. Pero, ¿por qué, si el resto de los domingos de noviembre, si opera?. No sabe, no responde. Y, ¿por qué la compañía, nos vendió un vuelo inexistente, desde su propia web?. Respuesta: Sí, es que el vuelo existía, pero ahora lo han quitado, por los horarios de verano e invierno”. ¡Ah, o sea, qué van quitando vuelos cuando les apetece, con pasajes ya vendidos?.

La siguiente pregunta, es de pura lógica, teniendo en cuenta la conversación: ¿Y cuando pensaban comunicarnos la cancelación, tal vez el día antes?. No sabe. Y es que el colmo de la desfachatez de Air Europa, es que nos suspenden el vuelo y encima, ni nos envían un correo electrónico

Nos ofrecen la posibilidad, con la misma tarifa –faltaría más-, de volar el sábado o el lunes. Pero claro, el lunes ya no podemos y si lo hacemos el sábado, perdemos un día, de nuestras preciadas vacaciones. A la señorita, ambas cuestiones, le dan igual, aunque trata de disimularlo.

Resulta, que si yo quiero cambiar las fechas de un vuelo o tengo que pagar un suplemento de 20 euros o en otros casos, es misión imposible. Ingenua de mi, pregunto, si al modificar las fechas ellos, me dan los 20 euros a mi. Negativo. Al menos, si queremos, nos devuelven nuestro dinero, perdemos los vuelos y todos, tan amigos. Pero eso, no nos interesa

Trato de no perder la calma e intento negociar. Aceptamos volar a la vuelta un día antes, si también nos permiten, adelantar la ida un día, sin ningún coste adicional. Tendremos que reorganizar algunas cosas, pero al menos, no perdemos un día. Aceptan. Esperamos, que esta haya sido, la primera y última sorpresa, aunque estaremos alerta, porque volar con Air Europa, es como comprar en la Bolsa, los denominados chicharros: O te va de miedo o te hundes.

Lo que hacen las compañías aéreas –unas más que otras-, es sencillamente, una vergüenza. Tienen licencia para matar y para saltarse la legislación europea, a su antojo. Aplican hasta el extremo, la normativa para pasajeros y se saltan a la torera, lo que les concierne a ellas, mientras las autoridades europeas, miran para otra parte.

Es cierto, que hay una legalidad, que protege a los pasajeros, pero nada se conseguir, si no vas con abogado y a juicios, por lo que al final, te sale bastante más caro, que lo que vas a reclamar. Aún, estoy esperando sentada y ha pasado casi un año, que me indemnicen, por el retraso de más de 24 horas, que tuvimos en el aeropuerto de Roma, viniendo de Turquía, por la huelga de Alitalia.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El 80% de los lectores de esta Web, son mujeres

Hace unas pocas semanas, una gran ciberconversadora argentina, con la que en aquella época, intercambiaba algunos mensajes largos, sobre destinos y viajes, me daba las gracias por contestarle tan pronto, teniendo en cuenta, que yo debía recibir muchos correos cada día. Le contesté que si, que me mandan unos cuantos, pero la mayoría son poco interesantes, dado que solicitan información, que ya viene en los relatos, así que les remito a ellos


Solo unos pocos, analizan y/o desmenuzan los mismos, los critican o elogian y/o comparten conmigo, sus reflexiones sobre destinos, rumbos o periplos. Es a los que dedico, la máxima prioridad y uno sé si porque en aquellos momentos estábamos en agosto y la gente disponía de más tiempo para pensar y escribir, de estos mensajes, me llegaron bastantes.


Por cierto, casi todos de mujeres, aunque no es casualidad: porque el 80 por ciento de las suscripciones a la página, son feminas: El porcentaje es similar, en cuanto a quienes me envían correos electrónicos. Profundizando más, en las estadísticas de la página, decir que en torno también al 80% de las visitas, proceden de España, viniendo un 15% de Latinoamérica y Estados Unidos y el restante 5%, de los puntos más diversos del mundo.


Dentro de las visitas nacionales, las tres cuartas partes, proceden de País Vasco, Cataluña y Madrid, proviniendo solo un cuarto, del resto de España. Este dato, aunque para algunas pueda resultar chocante, es de fácil interpretación y viene a constatar, la pura realidad: Cuando viajas y encuentras españoles por libre, suelen ser de estas Comunidades.. A nosotros más de una vez, nos han llegado a decir: ¡”Que raro, unos de Valladolid, recorriendo mundo!”. Y efectivamente, lo es.


Pero lo que es mucho más difícil de descifrar, es esa diferencia de 80 a 20, entre hombres y mujeres. Y mucho menos, sin caer –de forma voluntaria o no-, en la aburrida guerra de los sexos.


Partamos de un hecho objetivo o, al menos, que nosotros hemos constatado, a lo largo de los viajes: Hay más mujeres –sobre todo, solas-, que hombres, por esos caminos de Dios, recorriendo de forma independiente, nuestro querido planeta azul.. Aún así, esto sigue sin explicar, la desproporción de 8 a 2.


Aunque lo hasta aquí escrito, haya levantado expectativas en el lector, la verdad es que las explicaciones que encuentro, no son nada espectaculares. Así que espero que vosotr@s, enriquezcáis la reflexión, posteando comentarios.


Básicamente, se me ocurren cinco razones:


1ª.- Las mujeres, somos más sociales que los hombres y nos da menos pereza contactar. Pero este argumento, aunque cierto, es algo pobre, porque no se puede aplicar a otros ámbitos: Por ejemplo, dudaría de que en Facebook, exista una proporción, de cuatro mujeres por hombre.


2ª.- Las mujeres somos más curiosas (alguno diría, cotillas).


3ª.- Las mujeres, en términos generales, somos menos orgullosas, a la hora de pedir ayuda.


4ª.- Según los estudios, en España hay más lectoras que lectores.


5ª.- Y fundamental. Como he constatado en viajes y foros del tamo, hay bastantes más mujeres, que hombres –a pesar de que puedan viajar en pareja o en grupos mixtos-, ocupadas de la logística de los viajes y de sus preparativos previos.


Habría una sexta razón: Que la culpa fuera mía. Aunque es poco probable y no por no reconocer errores, sino porque cuando la gente se registra en la web, aún no conocen sus contenidos.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Los viajes de antes

Ya no solemos viajar demasiado por España, porque yo la tengo conocida casi entera, desde cuando era pequeña y adolescente y viajaba con mis padres, en aquel SEAT 124, primero de color amarillo suave y luego blanco. ¡Qué recuerdos, los de aquellos tiempos!.


Entonces, no había apenas autovías, viajar era toda una aventura y una sucesión de panorámicas espectaculares, pueblos –con sus habitantes en sillas o poyatos, a las puertas de las casas-, ciudades y, fundamentalmente, emociones. Me acuerdo de los bellos paisajes del norte, pero también de las sensaciones encontradas, que sentía al cruzar los Monegros y luego alcanzar con la vista, el Moncayo; de las lagunas termales de Galicia, entre esas serpenteantes carreterucas de Dios, plagadas de amenazantes precipicios o de las playas de la Costa Brava.


Hoy las autovías, en gran medida, han matado la magia de los viajes largos, a través la península. Conducir se ha convertido un acto rutinario, en el que apenas hay que mover el volante, mientras se circula por esa interminable recta, plagada de pasadizos elevados, carteles informativos, rotondas ocasionales y hormigón por todas partes.


El tráfico, ya no nos viene de frente y es prácticamente imposible, salirse del carril fijado, parar bajo las sombras del pinar deseado, sacar la manta y darse un festín con las viandas, cocinadas con tanto esmero, por la madre de familia. En nuestro caso, la tortilla de gambas, las pechugas de pollo rebozadas, los filetes empanados y hasta el conejo guisado, no solían faltar nunca. Ahora se para en cualquier parte y se malcome de cualquier manera.


Y si el video asesinó a la estrella de la radio, como decía la canción, el GPS mató y descuartizó a la aventura, aunque también a las discusiones de papá y mamá, sobre que “si no te enteras, que te he dicho que fueras pendiente del desvío y tú nada”. También se acabó, lo parar en el arcén, extender el mapa sobre el capó delantero y notar, como se iba calentando, con el calor del motor, mientras con el dedo o un lápiz, se trazaba la ruta a seguir, a veces con algunas incertidumbres.


Entonces, no era infrecuente perderse y si ocurría por la noche, la normal preocupación de mis padres, en mi mente, se convertía en un halo de misterio y emociones. Recuerdo una vez, viajando a Huelva, que por ahorrarnos algunos kilómetros, decidieron no ir por Sevilla y continuar, una vez pasado Zafra, por la tortuosa carretera, que entre montañas, parte desde Fregenal de la Sierra. ¡Casi nos comieron los lobos! Y terminamos, al menos un par de veces, en distintas fronteras de Portugal


En aquella época y a pesar de mi corta edad, yo ya iba apuntando en un cuaderno, los pueblos por los que íbamos pasando o los ríos que cruzábamos. Incluso con nueve años, llegué a escribir mi primer diario de viaje, en unas vacaciones en la provincia de Almería. Aún me acuerdo: La bellísima Mojácar, el evocador y misterioso poblado del Oeste, el maravilloso y virgen cabo de Gata, los paisajes lunares por la carretera, que unía el pueblo de Tabernas, con la capital…


Mi padre tenía tanta confianza en mi, que incluso me dejaba, orientarle con el mapa. Recuerdo la terrible bronca, que me cayó en cierta ocasión. Veníamos de Cádiz Al llegar a Madrid me preguntó, que nacional era la que nos llevaba a Valladolid. Yo sabía perfectamente, que era la 6, pero en ese momento, no sé por qué, me confundí y le dije que la 1. El chaparrón verbal fue intenso, cuando se dio cuenta, que transitábamos por la de Irún, caminito de Burgos.


Y también me vienen a la mente, aquellos momentos, en que nuestras vidas pendieron de un hilo, cuando cruzando por el puerto de la Canda –en la zamorana comarca de Sanabria-, un bidón cayó desde un camión. Se abalanzaba contra nosotros y al esquivarlo, quedamos con más de media rueda delantera, saliendo hacia un profundo precipicio.


En fin, volveré a publicar sobre el tema dentro de 30 años y seguro, que yo misma me sorprendo, al escribir lo que echaré de menos, de lo viajes por carretera en la actualidad. Espero haber hecho entonces, el más deseado de ellos (sueño de infancia, al igual que recorrer América, desde Patagonia a México): Ir de Nueva York hasta San Francisco –no necesariamente, por la ruta 66-.