Digamos, para matizar más el asunto, que algunas de las cosas que me han ocurrido en este 2.006 en materia viajera han supuesto un nuevo aprendizaje, mientras otras, simplemente, han sido constataciones de hechos, situaciones o ideas que ya conocía. Pero por simplificar, las voy a meter todas en el mismo saco y transformarlas en un decálogo. Los cinco primeros puntos irán sobre viajes en si y el resto sobre la comunidad viajera en la red
1.- La distinta manera de juzgar y de medir que tiene la mayoría de la gente a los países desarrollados (o que al menos reproducen nuestro estilo de vida occidental, aunque estén en vías de desarrollo) y a los pobres, o que sin serlo, se alejan de nuestro modelo social. A modo de ejemplo, casi todo el mundo pagará 80€ por dormir en un Bed & Breakfast en el pueblo más perdido de Escocia, por una habitación equivalente a la de un hotel de dos estrellas y un desayuno escaso y grasiento y lo harán sin rechistar y sin aspavientos. Pero por el contrario, relatarán una y mil veces los dos euros que les estafaron en un restaurante de África, Asia u Oriente Medio.
Casi todos los que usan en el primer país citado los lamentables, arcaicos y antisociales sistemas de transporte público y sanitario británicos no harán prácticamente comentario alguno a su vuelta, mientras una experiencia similar en el denominado tercer mundo podrá llenar tardes enteras de tertulia.
2.- Los bichos raros (difíciles de entender) y exóticos somos nosotros, los occidentales del primer mundo y no los de otras culturas, lejanas en el espacio físico y mucho más en el emocional y el de nuestro entendimiento. Vivimos rodeados de cosas que no usamos y ansiamos tener todavía más y para ello sacrificamos nuestro presente y nuestro tiempo, planificamos a largo plazo sin saber siquiera si llegaremos a vivir ese momento, siempre tenemos prisa, tratamos de imponer en vez de negociar, nos comemos la cabeza por cosas insignificantes, buena parte de nuestras sonrisas son forzadas, somos intolerantes con los que piensan distinto… ¿Acaso no es eso ser un bicho raro?. Solo hace falta salir de Europa para darse cuenta de que hay otras formas más sanas de vivir (tanto para el cuerpo como para la mente).
3.- Por mucho que algunos insistan, viajar por libre es siempre más económico que hacerlo de forma organizada. Incluso por Egipto, donde dicen que hay tours a muy buenos precios.
4.- En muchísimos lugares del mundo (incluidos algunos de Europa), en los restaurantes económicos se come exactamente la misma comida (con igual nivel de elaboración e higiene) que en los de tipo medio, pero a mitad de precio. Las diferencias entre ambos dependen de otros aspectos más intrascendentes.
Empiezo a sostener también la teoría, basada más en la estadística que en argumentos demostrables, de que es más fácil sufrir problemas intestinales (diarreas incluidas) viajando organizado, que por libre.
5.- España está muy por encima de la media de la inmensa mayoría de los países que conozco en hoteles y restaurantes con deficiencias higiénicas, a pesar de que ya en muchos establecimientos las cáscaras de gambas o los huesos de las aceitunas hayan abandonado los suelos.
Escrita el 21 de diciembre de 2.006
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