sábado, 6 de octubre de 2007

Iberia y el Dios Cronos o acabar en Islandia

No se si será fruto de la leyenda, de las viperinas lenguas ociosas o sucedió así en la realidad, pero la historia la he oído mil veces. Se trataba de un vuelo por América del Sur, en el que el copiloto y el piloto iban escuchando de forma tan animada un partido entre selecciones nacionales de fútbol, que cuando se quisieron dar cuenta, se hallaban en plena amazonia, lejos de su itinerario y sin apenas combustible. Resulta más predecible conocer cual fue el desenlace del vuelo que el resultado del propio partido de balompié.


Sin tintes tan trágicos, no hace mucho, un vuelo que debía acabar en Santiago (si no recuerdo mal) terminó en Sevilla, porque alguien metió mal las coordenadas del vuelo, o –vaya usted a saber- porque la Virgen de la Macarena le quisiera gastar una pequeña broma al Apóstol.


En mi vida, habré volado unas 15 veces con Iberia y nunca jamás tuve mayores problemas que ligeros retrasos en la salida de algún vuelo. Pero como ya hace tiempo que la comunidad viajera brama al unísono contra esta compañía, estoy empezando a considerar aquel refrán que habla de barbas, vecinos y remojones.


Ayer por la tarde, recibí un correo electrónico desde Terminal A indicándome que Iberia ha cambiado los horarios de los vuelos a y desde Egipto, que tenemos que coger en noviembre. No supone una gran modificación, ni nos creará demasiados contratiempos, pero resulta algo alarmante.

Los horarios antiguos eran MAD/CAI 16,50-21,40 (tiempo de vuelo, 3 horas 50 minutos). Vuelta 0,25-6,35 (7 horas y diez minutos). Todos, horarios locales. Los nuevos son: 16,50-22,40 (tiempo de vuelo, 4 horas y 50 minutos) a la ida y 01,25-6,35 a la vuelta (seis horas y diez minutos)

Las condiciones no cambian. El primero sigue siendo directo y el segundo con escala técnica en Barcelona, pero a la ida tardamos una hora más y a la vuelta una menos que antes. Curiosas y algo maquiavélicas resultan las matemáticas de Iberia.


Que ocurre, ¿a la ida el comandante nos va a entretener una hora más por el camino con un paseito turístico por la costa norteafricana y a la vuelta le va a pisar a fondo para tardar una hora de menos?. ¿O son las extrañas corrientes de la atmósfera (y digo extrañas porque solo afectan a Iberia)? Prefiero pensar eso, antes que considerar que la compañía de bandera española no se entera de los cambios de la hora en los países del mundo. Porque si pienso esto segundo, no me subo a ese Airbus con esta gente de Iberia. ¿Si no tienen un conversor de horarios, tendrán siquiera una brújula?


En fin, que ya tengo los dedos cruzados y todas las fotos de los santos delante para que esos días de vuelo, ni haya partido de selecciones nacionales de fútbol, ni acabemos en Islandia (que visto lo visto, no sería el mal peor).


Escrita el 3 de octubre de 2.006.


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