sábado, 6 de octubre de 2007

Muchas luces y pocas sombras. Resumen de 2.006 (I de III)

Quedan 13 días para la conclusión de 2006, pero en materia viajera y lo que es por mi parte, ya está todo el pescado vendido. Salvo que a mi jefe le diera un ataque de generosidad navideña y se decidiera a obsequiarme con unos días de vacaciones extra, cosa altamente improbable, aunque no pierdo la esperanza.

Las expectativas viajeras para 2.007, en un principio, son excelentes; con más de mes y medio de vacaciones previstas, que darán para tres viajes de duración larga o media y algún otro fin de semana largo en el que organizar alguna escapada, que esta vez no será a Canarias, dado que puente de diciembre a puente de diciembre, se nos han ido casi agotando las islas.

En el terreno viajero, 2006 no ha sido un año perfecto. Sería un imposible pedir eso. Aunque si podemos hablar en líneas generales de un buen año, teñido de algunas ligeras sombras.

El gobierno israelí con su cruenta e injustificable masacre en Líbano, nos dañaba a nosotros colateralmente y nos cambiaba los planes del largo viaje de un mes por este país, Jerusalén, Jordania y Siria. Los días se redujeron a 17, pero el destino resultó ser al menos igual de fascinante que los mencionados anteriormente: Egipto.

El viaje por Inglaterra, Escocia, República de Irlanda e Irlanda y escapadas de mayor o menor duración a Fuerteventura, Galicia y diversos lugares cercanos de nuestra Comunidad (Castilla y León), completaron unas ricas y variadas experiencias viajeras.

Entonces, ¿por donde vinieron las sombras?. Más que por los viajes físicos en si –que habrían dado un año perfecto- fueron provocadas por los que no requieren de desplazamientos en el espacio y si a través de la línea de ADSL

Así en abril, tomé la muy sensata decisión de dejar de seguir perdiendo el tiempo y la paciencia, en una web mafiosa y manipuladora (de cuyo nombre, cual lugar de la Mancha, prefiero no acordarme), que se había acabado convirtiendo en la experiencia más desagradable que haya tenido jamás en la red, desde que tengo uso de “ratón”.

El año ha estado a punto de terminar con la cancelación de mi propia web, desanimada por determinadas persecuciones de las que regularmente soy víctima (dos o tres personas tan solo, pero muy activas) y por la idea de no tener ni idea , de si realmente este espacio era útil para alguien. Por el número de visitas, los contadores decían que si, pero por el número de comentarios de sus lectores, apenas había referencias, salvo de los que escribían para pedir más información.

La decisión estaba tomada e incluso la página principal llegó a estar desmontada durante un periodo de 48 horas, el tiempo necesario para que me llegaran los suficientes correos de apoyo y de ánimo, que han hecho que me replantee lo inicialmente pensado y que esta web (que es personal en su elaboración y concepción, pero con pretensiones universales en sus contenidos) afronte 2.007 con más fuerza que nunca.

Y entre medias de estas dos situaciones, un fugaz paso de seis meses por el foro de Lonely Planet. Lástima que una editorial tan sólida como esta, que publica unas guías excelentes, esté explotada en España por la Empresa que lo está. Pero a pesar de todo y a diferencia de la web de cuyo nombre no quiero acordarme, el tiempo en Lonely no fue perdido, dado que sirvió para consolidar amistades viajeras y hacer otras nuevas, con las que –dado el actual estado de los foros- poder compartir de forma privada experiencias, emociones e ilusiones.

De las luces y, sobre todo de las sombras, este año he aprendido un montón de cosas, que compartiré con vosotros en mi próxima reflexión.

Escrita el 18 de diciembre de 2.006

No hay comentarios: