sábado, 6 de octubre de 2007

Preparar un viaje: Hoja de excel, el imán del frigorífico y un juego de libretas (VI de VI)

Primero pensé que esta serie relacionada con los preparativos y recomendaciones de viajes iba a dar para cuatro partes. Posteriormente, vi que al menos había material para seis y ahora me doy cuenta de que muchas cosas se han quedado en el tintero. Tiempo habrá de retomar el asunto.

Porque he hablado de las cosas que he conseguido mejorar a lo largo de los tiempos gracias a la experiencia, pero no de aquellas que han empeorado. Sí, sí. A pesar de los años, creo que hay cosas a la hora de preparar un viaje, que hacía mejor hace quince años que ahora. Y entre ellas, destacaría la meticulosidad con la que ahora diseño determinados aspectos, lo en serio que me tomo hasta el último detalle.

Hace años, aunque organizaba y organizaba igual, había muchos asuntos que pasaban directamente al capítulo de “Dios proveerá”. Ahora parece que el dejar tres o cuatro cabos sueltos, me supusiera llevar minada la línea de flotación del viaje. Podríamos echar la culpa a Internet. Hay tantísima información en la red, que una siempre tiene la sensación de que lleva las cosas a medias; pero creo que el mayor porcentaje debo de atribuírmelo a mi misma. A mí, al menos, la experiencia me genera conocimientos, pero también algo de inseguridad, dado que algunos sucesos negativos que se pueden haber vivido a lo largo de los viajes, también marcan.

Mañana parto de viaje y no quería finalizar esta serie de reflexiones sin hacer referencia al día antes de partir hacia cada viaje.

He tenido la suerte de trabajar en radio y se vive una sensación muy parecida a la de salir de vacaciones por libre . Ya puedes tener una dilatada experiencia, que en esos momentos previos, los de antes de salir al aire o comenzar un viaje, resulta imposible evitar los nervios. Soy además de las que después de hacerse buenos propósitos, de ir componiendo el equipaje paulatinamente, al final dejo las maletas para el último día y eso aumenta el estado de excitación. Menos mal, que tengo claro lo que llevar, porque como ya dije, he tenido la disciplina de irlo apuntando antes.

Al margen, me resulta casi indescriptible, poder expresar en su medida los sentimientos que transitan mi cuerpo en tan señalada jornada: El miedo a lo desconocido, las ansias por conocer, la pereza del “quien me manda a mi meterme en esta, con lo a gusto que se está en casa tomando una cervecita al calor de la chimenea”, el estrés de repasar y repasar para no olvidar nada importante, el cariñoso “ten cuidado” o “estás un poco loca” de la familia y de los compañeros de trabajo….

Pero es despertar al día siguiente (soy de las que suele dormir bien la noche antes) y cambiar todas esas sensaciones por una sola: “Vamos pa’lante”. Espero que mañana vuelva a suceder lo mismo.

Escrita el 3 de noviembre de 2.006

No hay comentarios: