viernes, 12 de octubre de 2007

Dejarlo todo e irme a recorrer el mundo (I de II)

No es una idea de ahora. Ya desde hace mucho tiempo barajo la ilusión de poder dejarlo todo algún día y dedicarme a viajar durante unos cuantos años a lo largo y ancho de nuestro admirable mundo. Tampoco hace falta que ese periplo sea con calma –como se suele decir-, dado que a mi la tranquilidad me aburre y desorienta, pero al menos si sin un itinerario definido en cuanto a escalas y a tiempo de permanencia en las mismas.

He tenido la desgracia de viajar de forma organizada –en una sola ocasión- y la suerte de hacerlo por libre. Así que no querría abandonar esta vida sin explorar la tercera vía: La de viajar sin fechas e itinerario

Hace un par de semanas nos dio el "achuchón" y creímos llegado el momento, no de irnos, pero si al menos de poner una fecha al proyecto. No tenemos hijos y nuestra situación económica es enormemente desahogada, así que vendiendo la casa y con el dinero que tenemos ahorrado podríamos vivir –sin lujos, pero sin ninguna estrechez- al menos durante 30 años, vagando por el mundo.

Así que decidimos tomarnos un plazo máximo de dos años para organizar el viaje y mentalizarnos psicológicamente, pero apenas tardamos unas horas en darnos cuenta de que lo estábamos planteando mal desde el principio y que lo que en realidad estábamos haciendo era buscar excusas para seguir demorando la ansiada aventura.

Primero, porque un viaje de estas características (probablemente, salvo el asunto de la información de visados y las condiciones de seguridad del previsible itinerario) tiene poco que planificar. Y segundo, porque no es una cuestión de más o menos tiempo el mentalizarse para una experiencia sobre la que no tienes ni la más remota idea de cuales van a ser tus emociones y sentimientos, una vez la hayas iniciado.

A mi por lo menos, me resulta muy fácil prever cualquier circunstancia (salvo catástrofes o accidentes) que pueda surgir en un viaje de quince días o un mes, porque he hecho decenas de ellos de esas características, pero no tengo ni la más mínima intuición de cómo afrontaría mentalmente un viaje de larga e indeterminada duración. Ya veis, ni con una economía solvente como la nuestra, ni sin ataduras familiares es fácil tomar la decisión de dejarlo todo e irse a explorar el planeta.

En nuestro todavía reciente viaje por Oriente Medio coincidimos con Miguel Ángel, un barcelonés que nada más terminar los estudios decidió irse a conocer mundo y en la actualidad ya lleva cinco años. Fue muy entretenido y enriquecedor escuchar parte del relato de sus experiencias, pero también muy fácil comprobar que estas le han marcado de por vida y convertido en un sujeto muy peculiar, que no tendrá nada fácil la integración a la vida cotidiana a la que estamos acostumbrados el común de los mortales el día que decida –si es que lo decide en algún momento- poner punto final a su aventura.

Este apasionante encuentro con Miguel Ángel, ha puesto también en tela de juicio uno de los pensamientos que hasta entonces para mi eran incuestionables y que no era otro que los viajes de muy larga duración –como el aprendizaje de idiomas en el extranjero- debían hacerse justo después de acabar la carrera y antes de empezar a trabajar.

Lo que ahora pienso es que un viaje de estas características incapacita a la persona para poder llevar una vida "medianamente normal" (con la consabida monotonía, los hijos y el trabajo estable) para el resto de su vida. Nada fácil debe ser meterse en una oficina de ocho de la mañana a tres de la tarde, después de haber estado viviendo y sintiendo mil emociones a lo largo de años por el globo.

¿Y los temas de conversación?. ¿Será capaz una persona de mundo de no "machacar" a los demás con sus extraordinarias vivencias, para ceñirse a temas tan cotidianos como el niño no me come nada, mi marido le va mirando las tetas a todas o, madre mía, que caro se ha puesto todo?.

Escrita el 14 de junio de 2.007

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Ánimo, yo quiero dejar esta oficina e irme lejos, sin teléfono ni ordenadores.

Anónimo dijo...

Yo también...........

Sebastian Dux dijo...

si tienes el espiritu, hazlo. Si no, te arrepentiras.

Unknown dijo...

cada mañana que llego a mi oficina, me imagino que sería de mi si pudiese tomar esa decisión.

JB dijo...

al carajo me voy a recorrer el mundo sin un centimo en el bolsillo

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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