sábado, 6 de octubre de 2007

Preparar un viaje: Hoja de excel, el imán del frigorífico y un juego de libretas (V de VI)

6.- la información es poder y el tomar buena nota de las condiciones de seguridad de los destinos que se van a visitar, un gesto de sensatez y prudencia. Debemos, además, tener en cuenta que las condiciones reales de seguridad no son siempre más importantes que la sensación psicológica de seguridad que cada uno tenemos sobre un destino. No es la misma, la sensación de seguridad de un principiante que la de un experimentado reportero de guerra. Incluso dos personas con una experiencia viajera similar pueden tener diferentes percepciones sobre el término seguridad.


De nada nos va a servir envalentonarnos y optar por un destino para el que psicológicamente no estamos preparados. Todo lo contrario. Puede suponer un freno en nuestras expectativas de futuro. Resulta más recomendable quedarse en casa, que afrontar un destino con miedo (en el término miedo no incluyo ese habitual remusguillo en el estómago que todos tenemos antes de iniciar cualquier viaje).


Dicho esto, las recomendaciones gubernamentales en materia de seguridad suelen ser, en términos generales, algo alarmistas.


7.- En muchas ocasiones, determinados problemas, situaciones desagradables o de inseguridad vienen propiciados, más que por las condiciones reales de país, por nuestras propias acciones, conductas o falta de precauciones. Cualquier lugar del mundo puede tornarse inseguro si no obramos con discreción y sentido común


8.- Ser excesivamente precavidos y timoratos nos puede arruinar las vacaciones de la misma forma que si nos dejamos guiar por la despreocupación. Eso se muestra de forma bastante explícita en el tema del control de nuestras pertenencias: Ni cadenas o candados por todas partes, ni llevar la cámara colgada del hombro por la espalda o el billetero en el bolsillo de atrás.

Cualquier viajero ha visto mil veces, como estas recomendaciones tan básicas que dicta el sentido común, no son tenidas en cuenta por muchísimas personas en sus escapadas por el globo.


9.- El Dinero. Para las personas que viajan con presupuestos ajustados, nada que decir. De la buena administración y de conseguir ahorrar unos euros (a veces por lo legal, a veces por lo penal, a veces por lo criminal) depende el acceder a una comida caliente, a un mejor alojamiento o a prolongar el viaje durante unos días.


Para los que viajamos con presupuestos más holgados, es difícil encontrar unas recomendaciones, dado que cada uno buscamos un umbral de comodidad diferente y todos ellos son respetables y válidos. Pero se me ocurren algunas genéricas.


-Tenemos la percepción de que en muchos paises, a los occidentales nos consideran euros/dólares con patas. Es natural. Muchas veces llevamos en nuestro bolsillo una cantidad de dinero con la que ellos vivirían durante meses. No caigamos en la tentación de pensar que todos tienen la intención de estafarnos y engañarnos. La mayoría de la gente que he encontrado en los viajes es sencillamente, maravillosa.


-En países en vías de desarrollo es frecuente que por un mismo servicio o producto nos pidan precios totalmente diferentes dependiendo del sitio. Obsesionarnos con sacar siempre el mejor precio y ser los campeones del regateo, nos puede llevar a disfrutar menos de otros aspectos mucho más interesantes del viaje. Si sumas los euros que has podido perder en pequeños timos o compras menores verás que, generalmente, dan como resultado una cantidad insignificante.


-Naturalmente, lo anterior no quiere decir que vayamos transigiendo a los requerimientos económicos de todo el que se nos ponga delante.


-Sobre esto hay su polémica, pero yo soy partidaria de no dar dinero o regalos a los niños, dado que estas pequeñas ofrendas, suelen alejarlos de la escuela para buscarse la vida en la calle. Mejor hacer donaciones a instituciones de confianza.


-Muchas veces por tan solo unos pocos euros más, se puede acceder a un alojamiento mucho mejor. Especialmente en países en desarrollo. De pagar diez euros por una doble a pagar 20/25, se puede pasar de un cuchitril a un palacio, por tan escasa diferencia, que a nadie arruina.


-En la comida, aunque es menos frecuente, en muchas ocasiones también ocurre lo expuesto en el párrafo anterior. No dejes de probar especialidades locales, por caras que sean, por ahorrarte unos euros. Puede ser una experiencia irrepetible.


-No sumar los gastos totales del viaje hasta no haber llegado a casa. Esto nos hace ser un poco más permisivos con determinados caprichos. Esto no es recomendable para gastadores compulsivos, pero si para el ccmún de las personas, que compran, comen y hacen cosas normales.


10.- Una sonrisa. Mientras se sonríe es imposible estar enfadado. Así que un viaje sonriente, no solo te hará más feliz a ti y a los que te rodean, sino a las gentes que visites o te encuentres a tu peregrinar por el mundo.


La mayoría de situaciones que ocurren a lo largo de un viaje –sobre todo si son negativas- corren generalmente el peligro de ser magnificadas en el momento, por el hecho de estar en un lugar extraño. A la vuelta, casi siempre nos damos cuenta de que aquello no fue para tanto.


Y en el caso de tener problemas serios –sobre todo con las autoridades locales- nada nos va a abrir más puertas que mantener la calma y una ligera de sonrisa. También, si los hechos no son muy graves, la cara de pena suele producir sus efectos. ¡A mi se me da de miedo!.


Escrita el 31 de octubre de 2.006

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