jueves, 6 de agosto de 2009

"¡¡Ya están aquí las machupichus!!"

Desde pequeños se nos obliga a estudiar cosas inservibles, que en muchos casos, no es que ya no valgan para la vida diaria o el desempeño en el trabajo, sino que ni siquiera, forman parte del bagaje cultural de una persona o estimulan el razonamiento

Ocuparía varios tomos, el relato de los conocimientos inútiles, que desde que entramos en el colegio, hasta el último día de universidad, nos tenemos que empollar, para que el poco práctico sistema educativo, nos de su visto bueno. Y paradójicamente, la mayoría de las acciones que llevamos a lo largo de nuestra vida, las tuvimos que aprender solos, por nuestra cuenta.

¿A alguien, a lo largo de su etapa educativa, le enseñaron a saber como se gestiona una hipoteca, se reclama ante un abuso cualquiera, a hacer o revisar la declaración de la renta, a llevar un hogar o a educar a un hijo?, por poner algunos ejemplos. Pero sin embargo casi todos, estudiamos, aprendimos y pos supuesto, hemos olvidado, derivadas, integrales, ecuaciones de segundo grado, la maldita tabla periódica de lso elementos químicos o en que misterioso punto se encuentran, dos trenes que salen a la vez, pero a distinta velocidad, de Madrid y Barcelona. Nunca hemos logrado saber, para que nos ha servido todo eso. Y mira que menos mal y afortunadamente, en mi caso ya no llegué a la lista de los reyes godos o a canturrear, por donde pasan los ríos de España.

Pero si el diseño actual y pasado del sistema educativo, poco estimula el ansia por conocer, aún lo hace menos por despertar en quienes estudian, las ganas de viajar. Casi nada hacen nuestros docentes, por espolear en sus escolares, el conocimiento de otras zonas del planeta y menos el ministerio del ramo de la educación, que tiene becas y ayudas para casi todo, menos para la realización de viajes, salvo por motivos de estudios, como son los Erasmus. Ni siquiera en la mayoría de los currículos, se ponen las zonas del globo visitadas, cosa que debería ser imprescindible, aunque las empresas aquí –no en Inglaterra, Estados Unidos o Australia-, tampoco lo valoren mucho.

Como lo de ir una vez en la vida a la Meca, que impone la religión musulmana o lo de no hace mucho por aquí, de hacer la mili sí o sí, debería ser obligatorio por ley, que todos los ciudadanos hicieran un viaje largo –en torno a un año- en sus vidas, subvencionado en su mayor parte por el estado, a través de ayudas. Sé que es una utopía, pero no ninguna tontería. Yo puedo asegurar que en ese tiempo, viajando por el mundo, aprendí mucho más, que en todos mis años de escuela, instituto y universidad. Pero incluso más satisfactorio que eso, es que mejoré en tolerancia, empatía, espíritu solidario, relativización de las cosas, desaparición de verdades absolutas, de prejuicios…

¿Qué ganaríamos con esto?. Pues tener una ciudadanía más respetuosa, más culta, menos frívola, que supiera pensar por si misma, sin dejarse manipular y que sobre todo fuera justa, a la hora de valorar otras culturas. Y por encima de ello, que la gente hablara de las cosas, con conocimiento de causa y sin osada ignorancia. Personalmente llevo muy mal y sucede un día tras otro, sea en el trabajo, en la conversación de una bar o en una cena con familiares o amigos, a la gente que juzga o otros pueblos o países, por sus propios prejuicios, lo que ha oído o lo que le han contado.

Tras un año viajando por ahí, se irían al olvido palabras o expresiones como “sudaca”, “negro o moro de mierda”, “gabacho cabrón” o “perro andaluz”. Y por supuesto también, terminarían los malditos nacionalismos. Nadie que haya visitado bastantes países, suele ser nacionalista. Y también dejaríamos de creernos, el ombligo del mundo, pensando –como atrevidos analfabetos provincianos- que todo lo mejor , se halla entre los Pirineos y Tarifa.

Al hilo del lenguaje despectivo en función de la procedencia, el otro día tuve que poner muy a mi pesar, a una amiga en su sitio, con una buena reprimenda. Comenzaban las fiestas del lugar donde vivimos y las ecuatorianas montaban sus puestos de abalorios. Mi amiga dijo despectivamente: “¡¡Ya están aquí las machupichus!!”. Si esta persona hubiera vivido en sus carnes, el cariño que nos dieron a nosotros en Ecuador, nunca jamás habría dicho esto.

4 comentarios:

Lupe dijo...

ole, ole y olé

¡qué expresión mas cáñi para decirte que estoy de acuerdo contigo en todo absolutamente!
los nacionalismos extremos se curan viajando, y se le nota al que es viajado tanto o más que al que es leído.
Ole y mil veces olé Eva,
(a veces siento que me leas el pensamiento)

Antonio dijo...

Je, je, Lupe. No lo has podido decir mejor, con lo de que nos lee el pensamiento.

Anónimo dijo...

pues yo te diria que nunca dire nada despectivo de los pobres subsaharianos que llegan despues de jugarse la vida en patera para terminar vendiendo cds en la calle ni tampoco de los orientales que trabajan de sol a sol pero que tengo que decir de alguien que viene de la NADA y en vez de integrarse elllos solos se aislan en sus locutorios y bachateos y ni siquiera aprenden a usar un wc y siguen haciendo sus necesidades en la calle a plena luz del dia y su unica forma de ocupar su mucho tiempo libre a costa del estado es emborracharse seguro que si tubieses de vecinos a 20 de estos en tu piso de al lado no reprendias a tu amiga

Eva dijo...

Pues los he tenido como vecinos de arriba, hace unos cuantos años, cuando vivía en Madrid. Aparte de vivir demasiados, en una sola casa y de ser algo bulliciosos –como corresponde a los caribeños, por su carácter-, ningún problema más.

Además, creo que no se puede generalizar, porque también hay españoles muy guarros. Y sobre lo de emborracharse y vivir del cuento, sabemos aquí bastante, sin que nos tenga que venir a enseñar nadie

Claro que hay gente que no se integra. Pero eso es bien distinto, de insultar o mofarse de un extranjero, por el hecho de ser extranjero. Y peor está que lo hagamos, en un país, que hemos sido inmigrantes. Y a no tardar mucho, volveremos a serlo. Porque si no, dime donde van a trabajar, los cinco millones de parados.

Lo cierto y verdad, es que gracias a los emigrantes, la población de nuestro país ha aumentado considerablemente. Y gracias a ellos y a sus hijos en el futuro, seguirán sosteniendo la seguridad social y garantizarán nuestras pensiones, que con la natalidad patria que había aquí y con el aumento de la esperanza de vida, chungo lo llevábamos.

Los españoles, también hemos sido emigrantes en Sudamérica, sobre todo, en la primera década del siglo XX. Y no lo fuimos en los 60, porque lo que allí requerían, era mano de obra cualificada y aquí, no la había. Eso lo sabe, cualquiera que haya dedicado su tiempo, a leer sobre el tema, en vez de proclamar el racismo

Por todo lo dicho, debería ser suficiente, para tratar a esta gente con respeto, sino fuera, porque hay que ser cortés y educado con los demás –extranjeros o no-, por simple dignidad humana.

EVA