lunes, 26 de octubre de 2009

Gracias, San Cristobal, por enviarme esa mano de Santo

Más que una reflexión, es una historia:

Ayer por la mañana, a falta de poco más de cien horas, para nuestro teórico viaje por lso Estados Unidos, solo había un 10% de posibilidades, de llevarse a cabo. ¡Un desastre!, después de tantos preparativos y del dinero gastado en los vuelos, trasatlánticos e interiores. Pareciera que el país, se hubiera tomado venganza, después de lo mal que hemos hablado de él -más bien, de sus gobernantes- y de las veces que habíamos jurado, que nunca viaíamos allí, al menos, hasta que conociéramos, todo el resto del mundo.


No sería mala idea, para guión de película, pero no. La realidad, resultaba menos compleja que todo eso: Un aparatoso agarrotamiento muscular, en el gemelo izquierdo, que en los últimos nueve días, apenas me dejaba andar y me mantenía, con unos dolores tremendos. Reconstruyamos los hechos, aunque suelen ser los de siempre, en este tipo de casos.


Se empieza por una mala pisada o movimiento brusco. Después, se nota algo de dolor, pero si no te ha pasado nunca antes, no le das importancia y sigues forzando, con tu rutina diaria. Al tercer día, los dolores ya resultan insoportables. Curiosamente, más sentada y de pie, que caminando.

Como había un fin de semana por medio, decido esperar, al inicio de la semana, par ir a mi médica de cabecera. Quizás para entonces, ya se haya pasado el dolor. Comienza la investigación por internet y como le hecho tantas horas, casi acabo siendo catedrática de traumatología: Roturas fibrilares, tendinitis, contractura y agarrotamiento muscular, esguinces… Antiinflamatorios (Enantyum), benzodiazepinas (Myolastan), iboprufeno, Voltaren, medias que pensionan la pierna, fisioterapeutas…. Si se presenta hematoma es una cosa. Si no lo tiene, es otra y el tratamiento distinto. Varía, según sea la zona de de la hinchazón y el grado de contracción. ¡Oh Dios!


Me obsesiono. Me mido ambos gemelos con el metro, a ver si dan resultados diferentes, para hacerme una idea de la inflamación, porque ha simple vista, no se ve nada. Efectivamente, el gemelo izquierdo, sobrepasa en dos centímetros de diámetro, al derecho


Me hago más de diez fotos, de la zona afectada, con la cámara compacta, para ver, si hay realmente hematoma. Parece que no


Ahora, me alarmo, me pongo nerviosa y aumenta el dolor. Muchos de los participantes en foros, hablan de recuperaciones, de hasta cuatro o cinco semanas ¡Yo no tengo tanto tiempo!.


Mi médica, poco dada al uso de medicamentos fuertes, me da una media de tensión, que solo uso dos días, porque me estrangula la pierna. Los nervios se incrementan, dado que, cada mañana me levanto y no progreso nada. Empiezan las dudas. ¿Hacer el viaje, con un arsenal de antiinflamatorios o suspenderlo, por miedo a romperme, definitivamente allí.


Al principio, optamos por lo primero, pero ayer, nos damos cuenta, de que bajo ningún concepto, estoy en condiciones de viajar, porque me cuesta horrores, hacer incluso, tareas cotidianas, como poner la lavadora o guisar. ¡Y no digamos, estar sentada en un autobús! Empiezo a asumir la derrota y me angustio, aunque sueño con un milagro.


Hoy, he vuelto a la médica por la mañana, para gastar el último cartucho. Me ha dado antiinflamatorio, para disolver en agua (Enantyum). Y a la vuelta, ¡ha ocurrido algo inesperado, casi celestial!. Me he encontrado a una tía mía, con la que tengo mucha relación. Iba con su hijo, que portaba muletas. Se ha fastidiado el pie, en un salto y lo lleva, a una especie de sanador (funciones de fisioterapeuta, pero sin título, aunque no curandero, dado que, solo usa sus manos), que tiene fama de hacer milagros, a 10 euros la sesión. Ahí quedó la cosa.


Me ha llamado por teléfono a mediodía y me ha dicho, que el chico, ha salido de la consulta sin muletas, así que me he animado y le he propuesto, que me venga a buscar y me lleve a la casa de este hombre, llamado Felipe. Ha empezado, a enredar en mis músculos y tendones, a veces haciéndome, bastante daño. Pero el hecho es, que cuando he entrado en la consulta, apenas me podía sentar o permanecer de pie, de forma estática. Cuando he salido, sin embargo, podía hacer ambas cosas.


Lógicamente, sigo notando algo de dolor, porque ha hurgado, a lo largo y ancho de mi gemelo, pero no es un malestar como el de antes, porque ha desaparecido la tirantez. Me ha mandado volver mañana y que el resto del día de hoy, no caminara mucho.


Ahora, las posibilidades de realizar el viaje, vuelven a subir como la espuma.


No soy religiosa y ni siquiera creo en Dios, pero prometo que a la vuelta, si todo sale bien, iré a poner un par de cirios, a San Cristóbal mártir, patrón de los viajeros.

3 comentarios:

Lupe dijo...

OLÉ tu tia...

benditas casualidades...

espero que no hayas tenido que usar seguro médico por aquellos lares.Y guarda bien el teléfono de ese tal Felipe (nunca se sabe)

besos,Lupe

EVA dijo...

No, Lupe, no tuve que usar seguro por esos lares, afortunadamente. Pero me temí lo peor, camino de San Francisco.

EVA

Fredy dijo...

Qué grande sos, Eva. Suerte y salud!