miércoles, 30 de enero de 2013

Redes poco sociales e inservibles para los viajes

Hace mucho tiempo, que no escribía en este blog. No pretendo recuperar la frenética actividad anterior, en él, dado que no tengo excesivo tiempo. Pero sí, escribir alguna cosilla, de vez en cuando.

        Pocas cosas hay, que sean completamente buenas o absolutamente malas. Entre los radicales extremos, siempre existen tantos por ciento de una cosa y de otra. Por eso, no voy a entrar aquí, en criticar o defender a las muy mal denominadas redes sociales. Despendiendo de su uso, podrán ser adecuadas, nocivas o inocuas. En mi caso, las he probado y me resultan escasamente útiles o novedosas, por lo que no las utilizo –creo que no hacerlo, mejora mi salud mental-, casi nada. ¡A decir verdad, me aburren!. Pero, es una simple opinión, tan respetable como la de cualquiera.            

        Si admito, que usaría mi cuenta de twiter, en el caso de ser una persona famosa o pública –con los peligros, que ello conlleva- y sobre todo, si siguiera siendo periodista en activo, por ser un medio más inmediato, que el fax o el correo electrónico, para conocer o difundir noticias. 

        Desde luego, en el mundo de los viajes, poco más aportan las muy mal llamadas redes sociales, que alguna buena fotografía y referencias a buenos y cuidados blogs y webs de viajes, donde se halla la mayoría de la información de interés, para viajeros independientes o híbridos (ahora, que la palabra está tan de moda para casi todo). 

        Pero, lo que no acepto de ninguna manera –como ya se ha expresado de forma indirecta-, es que a este tipo de redes, se las llame sociales. Hay cosas, que de tanto repetirlas, las asimilamos como verdades, sin necesariamente, serlo. Acaso, ¿son sociales los constantes calentones, más dignos y propios de los patios vecinales del pasado?. En aquella época, a sus intervinientes, se las llamaba verduleras o marujas, más que considerarlos miembros de una red social. 
        
        Tal vez, ¿es social la difamación, tan habitual en estas redes?. Con el agravio de la indefensión, dado que en nuestro país, los difamadores campan a sus anchas. En Inglaterra, un twiter calumnioso y/u ofensivo, suele ser investigado por la policía, con consecuencias para su creador. En España, raramente. Además, cabe destacar, los temas absurdos o tontos, que se encuentran a lo largo del día (algunos, dañinos para la inteligencia). Denota la falta de algo propio, que decir, por parte de la mayoría de la gente. Eso por no decir, cuando se generan corrientes de opinión –generalmente malintencionadas-, para mayorías muy manipulables, que nada tienen que ver con la realidad. ¿Eso es social?. 

        ¿Y haberse cargado el lenguaje y el idioma, que tantos siglos costó construir?. Definitivamente, en mi cabeza caben más de 140 caracteres y con las palabras completas. 

        Me resulta muy triste, ver cada día a más gente, en cualquier parte, mirando como poseídos, la pantalla de su móvil. Incluso, cuando van andando por la calle. ¿Eso es social?. Muchos de ellos –conozco varios casos-, antes no encontraban utilidad a internet y de un tiempo a este parte y debido a estas redes, disponen de portátil, tableta y smarphone. Realmente, ¿es social haber dejado la mundanal vida y vivir, constantemente en el ciberespacio?. 

        Lo que ya me revuelve la bilis es, que parece que antes de la proliferación de este invento pareciera, que no existiera la palabra “compartir” y que la hubieran inventado ellos. 

        El otro día, me contaron una anécdota, que me llenó de perplejidad y me desesperanzó, en cuanto a la evolución del ser humano. En una cafería, cuatro personas permanecían, sin abrir la boca, ni mirarse a la cara: se estaban mandando mensajes entre ellos, por whatsapp. ¡Porca miseria!. 

        A los que seguimos mandando SMS, ya nos llaman antiguos, sin darse cuenta, de que lo que hoy consideran su “listófono” (smartphone), será un “tontófono”, de aquí a seis meses. Y llegado ese momento, ellos seguirán contribuyendo a la retroalimentación del sistema. En mi caso, he tenido seis móviles, a lo largo de 18 años. Conozco, quienes llevando la tercera parte de tiempo, que yo, ya llevan los mismos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Celebro vuestro mensaje, eva, ¡Cómo engañan a los emprendedores, que no tienen un duro.!

Y ahora está el tema de las aaps, ¡Nos roban por todas partes!.

Anne.

Eva dijo...

Hola, Anne.

Aunque no versa sobre el contenido del post, no puedo dejarte de dar la razón en lo de los emprendedores y las malditas apps.

Saludos.

Álvaro dijo...

Acertadísima tu reflexión. No puedo estar más de acuerdo. ¡Cuánta tontería informática que hay! Lo que hoy es "lo más" y mañana está "pasado". Hay cosas útiles, (lo del whatsap es gratis frente a los sms de pago por ejemplo) pero se está sobrevalorando todo eso. Y la impunidad con la que se mueven algunos amparados por el anonimato y la inacción por parte de las autoridades da hasta miedo.

Sólo un apunte ¿influirá en nuestra opinión la edad o si tuviéramos 25 años menos opinaríamos distinto?.

Saludos.

Eva dijo...

¿Watsapp?. Es más de lo mismo. Luego vendrá watsopp y watsupp. Pero, en nada cambiarán las relaciones humanas. Y además, siempre oigo la misma excusa: que los mensajes son gratis. Y me lo dicen algunos, que tienen y pagan una tarifa plana de 50 euros. Hay tarifas baratas, que te incluyen 500 SMS al mes, que yo no gasto, ni en dos años.

Si tuviera 25 años menos, me habría ido al extranjero -porque no tendría trabajo-, iría más de fiesta, me emborracharía más y haría más el gamberro. Pero, sin redes sociales. Uno va cambiando algunas cosas, pero esencialmente, siempre se es el mismo..

Y, no confundamos edad con tecnología. Probablemente, le saque yo más partido a internet para la vida diaria y práctica, que los redesocialeros.

Saludos.

Iago dijo...

Yo creo que tampoco es acertado exagerar, el que está totalmente en contra de la tecnología las apps y etc, estoy seguro de que si necesita operarse no le dirá al médico que lo opere con lo que había en los años 50 y que pase de tecnología... tampoco los que nos criamos antes del boom de internet tampoco seríamos capaces de adaptarnos a la vida rural de nuestros abuelos.