martes, 7 de junio de 2011

Entrevista completa, concedida a la revista Placet, para el reportaje de "Viajeros incansables"

FICHA

¿Edad?: 42

¿Lugar de nacimiento?: Valladolid

¿A qué te dedicabas antes de empezar a viajar?: Soy periodista de profesión, aunque lo dejé hace años, para dedicarme a la gestión. Ahora, viajo

¿Cuánto tiempo llevas viajando?: De forma independiente, 22 años (desde 1.989). Antes, no lo hacía por agencia, sino con mis padres.

¿Dónde estás ahora mismo?: Yendo y viniendo. Entre viajes cortos (una o dos semanas) y largos (varios meses)

¿Hacia dónde vas o proyectos de viajes?: Como el agua, hacia donde me pongan el camino más fácil (menos costes de los vuelos, menos trámites de visados…). Probablemente, a partir de junio, acometamos nuestro último gran proyecto viajero, de unos siete meses de duración, por Asia y Oceanía. A partir de ahí, posiblemente, colguemos las botas, en cuanto a viajes largos se refiere. Seguiremos viajando en vacaciones, como todo el mundo, claro.


CUESTIONARIO VIAJEROS INCANSABLES

¿Cuándo y por qué decidiste dar el primer paso de tu primer gran viaje?

Cuando tenía seis años, soñaba con hacer un viaje desde Patagonia hasta México. Después de muchos viajes cortos y escapadas, conseguí hacerlo en 2.008 y a partir de ahí, comenzó una ansiedad desbocada, por dedicar todo el tiempo que pudiera, a conocer mundo. Viajar es lo más gratificante, que conozco. Pero, tiene muchos efectos secundarios y el peor, como si fuera una droga, es la dependencia, que genera.

¿A qué has renunciado?

Hace tres meses, en un parque nacional de Suazilandia, conocimos a una pareja de argentinos, que llevaba unas ocho semanas por África meridional. Habían aplazado el pago de sus boletos aéreos, durante doce meses, iban casi con lo puesto y el dinero que gastaban durante el último mes, lo sacaban a crédito, para pagarlo como pudieran, una vez hubieran vuelto.

Nos pareció extraordinario, que alguien pudiera viajar de esa forma., haciendo auténticos encajes de bolillos y además, disfrutando. Nosotros, afortunadamente, no hemos tenido que renunciar a nada. Nunca hemos tenido coche, lo que nos ha supuesto un gran ahorro y poder destinar ese dinero a viajar. Pero, esa decisión, fue más por motivos personales, que por necesidad.

Desde fuera, siempre se ve el lado más amable de los viajes, pero…

¿qué es lo más duro de el camino?

Sarna con gusto, no pica. Cuando viajas mucho, la mayoría de las cosas se resuelven con comportamientos mecánicos, como en tu casa. Al fin y al cabo, viajar es pura burocracia (buscar alojamiento, transporte, sitios donde comer, cibers…). Luego, los buenos y malos momentos, son ocasionales. Puedes estar viendo el Gran Cañón y sentirte deprimido o estar tirado en la insulsa sabana africana y ser el más feliz del mundo

¿Con qué lugar y por qué, de todos los que has visitado, te quedarías para el recuerdo?

Es muy complicado responder a eso. Es como si me preguntaras, por el mejor o el peor momento de mi vida. No sabría responderte. En la actualidad, conocemos cien países. Aunque, añadir naciones a la lista, no es algo que nos obsesione. Entre otras cosas, porque no es un dato indicativo. Hay estados donde hemos viajado quince veces y otros, donde apenas hemos estado un par de días. No se pueden ponderar igual

En términos generales, si te puedo decir, que los mejores momentos, siempre han venido relacionados con el contacto con personas (sean nativos u otros viajeros), más que con la contemplación de paisajes o grandes monumentos.

De todas formas, no tenemos un perfil viajero muy marcado. Nos gustan los viajes largos, los cortos, el mar, la montaña, hacer trekking, las ciudades, deambular por los mercados… Nos entusiasma ir alternando todas esas cosas y si puede ser, en el mismo viaje.

¿En qué lugar y por qué, de todos los que has visitado, te quedarías a vivir?

Somos culos de muy mal asiento. Enseguida, cuando hemos exprimido las emociones de un lugar, ya vamos corriendo hacia el siguiente. Al contrario de lo que parecería normal, cuanto más viejos, más activos. Creo, que para lo que aquí se entiende por vivir, me quedaría en mi casa. Es un tópico, pero no he encontrado un lugar, donde se viva mejor que en España, si no fuera por el tirón al alza que han dado los precios de todo, en los últimos diez años. ¿Por qué en Portugal un tercio de cerveza en un bar cuesta 90 céntimos y aquí dos euros, si en los supermercados de ambos países, valen lo mismo?

Cuéntanos, un par de anécdotas inolvidables (buena y mala)

Hay cientos. Pero, ¿te puedes creer, que las dos más extremas, nos ocurrieron el mismo día, hace poco más de un par de meses?: Retornamos a Komatipoort (Sudáfrica), para intentar volver a entrar en Mozambique. Un mes antes, nos habían cobrado 30 dólares de visado por ingresar a este país, en otra frontera distinta y ahora, nos pretendían sacar 100. La única explicación, ante nuestras demandas, fue que si queríamos pagar lo de la primera vez, volviéramos hasta esa frontera, distante, casi 2.000 kilómetros. Decidimos dar la vuelta.

Continuar el viaje, según nuestras expectativas, suponía hacer casi la misma distancia, por otro camino, que ya habíamos hecho. Estábamos abatidos, queríamos volver a casa, el calor era insoportable y teníamos que cargar con nuestras mochilas, hasta el punto de partida. Todo nos daba igual. Para colmo, era sábado, el único día, en que no hay tren a Johannesburgo, donde debíamos volver.

Nos tiramos en una gasolinera, a esperar a que pasaran las horas, totalmente exhaustos, sin ni siquiera hacer la intención, de buscar alojamiento, en uno de los países más inseguros del mundo. Al anochecer, se detiene un coche. En su interior, viajan una negra y una blanca. Nos preguntan por nuestra situación y quedan absolutamente alarmadas. Nos tratan de dar unos 500 rands en efectivo (unos 50 euros). Ante nuestra negativa, nos hacen subir al coche, alegando que nos llevan a un sitio muy barato.

Tras diez minutos de conducción, aparcamos. Baja la blanca y nos insta a permanecer en el coche. Tras cinco minutos, nos hace descender del vehículo y entrar a un alojamiento. Había negociado y pagado una habitación doble, la cena y nuestro desayuno.

Por supuesto, nos negamos a aceptarlo. Ella, con tranquilidad, contestó: “No hay dinero, que pueda pagar la vida de las personas. Sé que vosotros, habrías hecho en una situación similar, lo mismo que yo”. Argumento incontestable y quizás, la mejor lección que nos dieron en nuestra vida.

¿Cuál es tu medio de transporte favorito para viajar y por qué?

Por supuesto y sin tratar de ofender a nadie, que piense de otra forma, el transporte público. Es donde se viven más aventuras, experiencias y donde se tiene más contacto con la población local. También, es más duro. Viajar en coche de alquiler, resulta mucho más confortable, pero es como hacerlo dentro de una burbuja. De todas formas, para gustos los colores.

¿Qué te impulsa, cada vez que regresas a casa, a comenzar de nuevo otro viaje?

Bueno. Ya te he dicho, que cuanto más viajas, más ganas –impulsivas, más que racionales- tienes de seguir haciéndolo. Aunque, también es verdad, que ya no todos los viajes te compensan, porque vives muchas emociones repetidas. Por eso, lo de colgar las botas, después de nuestro próximo viaje largo, en el que pretendemos abarcar, Etiopía, Pakistán, India, Nepal, Myanmar, Sri Lanka, Bangladesh, Japón, Corea (norte y sur), Nueva Zelanda, Australia y algún otro país más.

A partir de ahí, ya solo nos quedaría por visitar, África occidental, que no nos atrae demasiado –salvo Senegal y Mali- y países sueltos como Irán, Canadá o Rusia, que podemos hacer perfectamente, en unas vacaciones. Y de todas formas a Rusia o Irán, mientras no cambien la política de visados, no iremos. En nuestros viajes, las normas las ponemos nosotros y no los gobiernos. Para una cosa, que nos dejan decidir…

¿Ha cambiado algo Internet en la forma de viajar?

Lo ha cambiado todo. Desde la forma de comunicarte con tu entorno, cuando estás lejos, hasta la preparación de los viajes. En 1.990, cuando hicimos nuestro primer interrail, me pasé semanas, yendo a la oficina de la RENFE, de la calle Alcalá, de Madrid, a ver si por favor, nos dejaban un mapa de los ferrocarriles europeos, para hacer una fotocopia. Al final, lo conseguí, tras bastante esfuerzo. Con eso, te lo digo casi todo.

¿Cuál es tu visión de la humanidad?

¡Ostras, qué pregunta!. Aunque tengo la tentación, no me voy a poner trascendente. Al fin y al cabo y por unos pocos –los que rigen los designios de nuestro querido planeta-, nadie va a empañar, que los mejores momentos vividos, siempre hayan sido al lado de otra/s personas, compartiendo una conversación y degustando una cerveza.

¿Qué es lo que tú crees que la sociedad occidental no llega a percibir desde su sedentarismo y que para ti resulta evidente?

Podría explayarme, pero baste un argumento. Los niños se muestran más felices, humanos y más autosuficientes en el tercer mundo, que aquí. Y el “ya te llamaré” las prisas a todas horas, el no tengo tiempo… Pero, ¿tiempo, de qué?. Como dicen los marroquíes: “prisa, mata”.

Igual, que se subvenciona la Sanidad o la Educación, el estado debería pagar, al menos un viaje por el mundo, de medio año, a todos los ciudadanos. Se ahorrarían muchos costes en otras cosas.

Déjanos una reflexión sobre los viajes para el resto de los mortales que nos encantaría, como tú, estar recorriendo el mundo.

Yes. You can.

1 comentario:

Cristian dijo...

Siempre me interesa tus reportajes y también tu blog. Quería poder comprar pasajes
baratos
para lograr ir a ciudades de forma mas económica