sábado, 12 de enero de 2008

Al borde del abismo

Es gratificante. Aún no me he ido y ya hay unos cuantos que me echan de menos. Y es que nunca hubiera llegado a imaginar que los que te quieren –lo que vulgarmente ahora se llama tu entorno-, se iban a poner tan cariñosos conmigo, conscientes de que casi durante un año de forma ininterrumpida, estaremos viajando por esos mundos de Dios, sin tenerlos cerca.

Apenas nos quedan dos semanas para partir hacia ese soñado viaje que nos llevará a través de unos 17 países de Sudamérica y África y tal como andan las cosas, me temo que en estos días que quedan va a haber unas cuantas despedidas de las de película de llanto. Y cuando volvamos –si es que volvemos, claro-, ya imagino el comité de bienvenida en la estación del AVE, con majorettes, fanfarrias y fuegos artificiales.

Y es que, acostumbrada a los viajes de un mes o de veinte días, en los que las despedidas se saldan con un frío beso en la mejilla y con un “Cuídate” y nadie te va a despedir o a dar la bienvenida a la vuelta, me han chocado extraordinariamente las afectuosas y calurosas manifestaciones de cariño y afecto que se reciben cuando una se va por un tiempo más dilatado. Pareciera que en la mente de quienes te rodean, se viviera la sensación de que no te van a volver a ver nunca más y que tienen que disfrutar de ti intensamente hasta el día de tu marcha.

Pero no es esto sólo lo que me ha sorprendido de las reacciones de la gente cuando le hemos ido detallando a lo largo de los últimos meses la aventura donde nos embarcábamos. Hubiera apostado gran parte de mi patrimonio a que mayoritariamente iba a escuchar frases del tipo: “Piénsatelo bien. ¿No te parece que sois un poco inconscientes?”. “Menuda locura, ¿tú estás bien de la cabeza?”. “¿Y qué vais a hacer a la vuelta si la empresa os pone pegas en el reingreso de las excedencias”. “¿No os parece que sois un poquito irresponsables?”. “Ganas tendréis de ir como mendigos por ahí”…

Pues no. La respuesta en más de un 90% de los casos –tanto la de allegados como la de los menos allegados-, ha sido más bien la contraria. Tras la primera reacción de desconcierto, la frase más repetida ha sido: “Que envidia. ¿Me puedo ir con vosotros?”. Para tras una pequeña reflexión continuar diciendo: “¡¡Ay, si no fuera por… (y ahí venía la excusa más o menos poderosa, del tipo ‘los hijos’, ‘que tengo un trabajo poco estable’, ‘que tengo a mis padres enfermos’, “que ya no tengo edad”…) me liaba la manta a la cabeza y hacía como vosotros”!!.

Y lo cierto es que entre ambos instantes, entre ese momento en que se quieren venir contigo y el que se buscan la excusa, sus rostros se llenan de felicidad solo imaginándolo.

No deja de ser normal que las personas encuentren –o se busquen- excusas para desear firmemente, pero no atreverse al final a embarcarse en un proyecto como el nuestro, porque ya solo el hecho de tomar la decisión te cambia la vida y la llena de incertidumbres, que se manifiestan con mayor fuerza cuando se va aproximando lentamente el momento de la partida y sientes el vértigo de estar justo al borde del abismo.

Cuando el avión destino a Río de Janeiro comience de aquí a no muchos días a rodar por la pista del aeropuerto de Barajas, habrá llegado nuestro simbólico momento de salto al vacío. Un vació donde, si hacemos caso a los muchos que dieron ese salto anteriormente, encontraremos una buena dosis de felicidad. ¡¡Deseadnos suerte!!.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Leo habitualmente tus reflexiones viajeras y esta es de las que más me ha gustado.

Gracias.

Anónimo dijo...

Mucha, mucha, mucha suerte. Muy buena reflexión. Te deseo lo mejor.

Álvaro

canceleiro dijo...

Totalmente de acuerdo con lo que cuentas aquí. Acabo de volver de una vuelta al mundo de cuatro meses y al salir me pasó todo lo que dices.

Durante el viaje te saltarán mil reflexiones viajeras pero para mí la más importante fue, ¿por qué no te encuentras españoles que viajen tanto tiempo? échale un vistazo y ya me dirás qué opinas:

http://lavueltaalmundoen4meses.blogspot.com/2007/10/reflexiones-viajeras.html

Por cierto, cuando le puse nombre al post no sabía de la existencia de tu blog. Espero que os puedan de servir también mis experiencias por Sudamérica.

Un abrazo y a disfrutar

Javier

Anónimo dijo...

Qué bueno!!!