sábado, 22 de mayo de 2010

África nos espera

Siempre nos ha dado cierta pereza, al margen de los turísticos países del norte, emprender un viaje hacia África y más, de larga duración. Tal vez, porque desde hace ya mucho, tuvimos como prioridades, profundizar en América y Asia, hasta exprimirlas al máximo. Pero, quizás, esto fuera una excusa, porque hoy en día, con ya bastantes experiencias, vividas en los dos referidos continentes, nos sigue dando cierta desidia, adentrarnos en el continente negro.

Desde el desconocimiento y la osada ignorancia, África, siempre nos pareció, un continente anodino, muy similar en sus paisajes, carente en gran medida, de patrimonio artístico, de ciudades poco interesantes y lleno, llenito de animales salvajes (seguro que en el futuro, cambio de opinión, como otras tantas veces, pero hasta la fecha, el único interés que tenemos por los animales, se circunscribe a los de dos patas y no me refiero, precisamente, a las aves). Seguro, que el tener que vacunarse de casi todo, la maldita y amenazante malaria, el insoportable calor tropical o la insalubridad, también fueron componentes, que aunque subjetivamente y sin darnos siquiera cuenta, incidieron en la decisión, de dejar África, sine die.

Demasiadas cosas juntas, para habernos animado. Y es algo muy común, entre la mayoría de los grandes trotamundos y viajeros (salvo los fanáticos, del continente africano) Si miras, sus mapas mundi, de los países visitados, África, siempre suele estar demasiado virgen, casi en blanco. Solo nos solemos animar, cuando ya casi, no queda otro “remedio”.

A decir verdad y a pesar, de tantos condicionantes en contra, si que había algo, que nos atraía de África y es lo de siempre: Sus maravillosas gentes, su cultura, las tradiciones milenarias y la forma de vivir y de ver la vida. Y es por eso, que nuestro viaje de tres meses por África, entre Johannesburgo y Nairobi, es en lo que se va a basar. ¡Definitivamente!

Por supuesto, que veremos las cataratas Victoria, visitaremos algún parque nacional –los justos y necesarios- y picotearemos, por alguna reserva de animales. Pero como objetivos, claramente secundarios. Salvo, que nos volvamos locos, claro está, que todo puede ser y encontremos en la fauna –y/o en la flora, que ya lo dudo-, nuestra pasión escondida. El prometedor viaje, más que de contemplaciones, debe ser de sensaciones, si es que lo queremos disfrutar y es ahí, donde pensamos, que África y sus gentes, nos pueden ofrecer una mina, de ellas.

Xavi, un buen amigo barcelonés, al que conocimos, viajando por Filipinas, invariablemente lo dice y es el ejemplo más gráfico, de lo que os estoy queriendo explicar: “He estado tres veces en India y todavía, no conozco el Taj Majal”.

Pues eso: Que nos saltaremos reservas animales emblemáticas, parques nacionales imperdibles o lugares, que para un turista convencional, serían irrenunciables.. Por los motivos ya expuestos, de disfrutar de las emociones, en vez de visiones, pero también por otros. Nos negamos a pasarnos la vida, en lso tours organizados y a afrontar el elevado coste, que ellos suponen.

Queremos combinar, un poquito de las aventuras de los exploradores del siglo XIX, con lo que hacen los turistas convencionales e incluso –aunque con un presupuesto más holgado-, con las travesías de miles de kilómetros, que hacen quienes emigran y recorren el continente, en busca de un futuro mejor o huyendo, de la persecución política. ¡Eso es lo que soñamos, claro. Luego, ya veremos, que es lo que conseguimos!.

Aún no sabemos, si el viaje, lo haremos de sur a norte –lo preferimos-, o de norte a sur. Todo va a depender, del boleto aéreo, que nos salga más barato, en el momento de adquirirlo. En la actualidad y volando desde Milán, hay muy bien precio, hacia Johannesburgo.

También desconocemos, la fecha exacta de salida, porque depende de circunstancias externas. En cualquier caso y con casi todas las probabilidades, se realizará este año. Nunca será, antes de mediados de julio –es una pena, porque nos hubiera gustado, llegar al Mundial de Fútbol- y como muy tarde, esperemos que no pase de octubre.

martes, 11 de mayo de 2010

La vida, más que las situaciones que nos acontecen, es un estado de ánimo

Últimamente, tengo bastante abandonada, una de mis secciones favoritas de la web, como son, estas reflexiones viajeras. Nuestra vida, resultaba hace un mes, peor que hace un par de años y hoy, bastante más mala, que treinta días atrás. Cuando los varapalos económicos y psicológicos te golpean, es difícil reflexionar sobre asuntos viajeros o sacar punta a las cosas. Más bien, lo que apetece en esos momentos, es hacer la mochila a toda prisa y partir sin rumbo y sin día de regreso. Viajar –que no, huir hacia delante-, es la mejor válvula de escape, que conozco, cuando las cosas se ponen muy feas.

Pero, a pesar de todo, tampoco podemos quejarnos. La vida hasta hoy, nos ha sonreído, mucho más de lo que nos ha vapuleado. Lo que ocurre, es que es difícil, combatir a las demoledoras rachas. Económicamente y por el momento, aún tenemos algunos colchones, que nos permiten llevar una vida tranquila y viajar cuando nos place. Y psicológicamente, andamos en autorehabilitación, conscientes de que la vida, más que el conjunto de hechos que nos ocurren diariamente, es un estado de ánimo.

Por eso, es fácil entender, que en el tercer mundo, la gente tenga que salir a buscarse las habichuelas cada día y esté contenta y sonriente y aquí, nadando en la triste opulencia material –comparados con ellos-, estemos sumidos en la miseria cerebral, la desidia, el victimismo y el desánimo No hay peor crisis, que la de la mente, mucho más feroz y especulativa, que la del propio bolsillo. Si –como lección elemental-, aprendiésemos eso en el primer mundo, desde luego, nuestra existencia, sería mucho más placentera.

Y es que la vida, al margen de un cúmulo de desgracias –esas las ve todo el mundo-, es un territorio de oportunidades –ya, hay que agudizar más la vista, para saber encontrarlas-. Y, además, hay que relativizar. De lo que hoy nos parece un drama, puede surgir mañana, la mejor de las noticias. Y a la inversa: El glorioso acontecimiento del presente, puede desembocar en un día, en la mayor de las catástrofes.

Siempre, he puesto un ejemplo muy claro. A un suceso lamentable, que sufrimos en 2.007, supimos darle la vuelta y buscar una oportunidad: La consecuencia, fueron los maravillosos viajes largos del 2.008, que nos llevaron, a través de 26 países de Asia, América y África. Ahora, nos ha sobrevenido, una situación similar y desgraciada, que tal vez nos permita, en breve, recorrer África oriental, desde Ciudad del Cabo a Nairobi y dar una vuelta al mundo, de un par de años, desde febrero que viene.

Os muestro, incluso, una situación más concreta, que corrobora, que la vida es un estado de ánimo y no una situación y que de lo malo, puede surgir lo bueno y viceversa. Como ya sabéis, los más habituales de la web, el día 1 de mayo, deberíamos haber partido hacia Venezuela, en un viaje, que nos debería haber llevado, a recorrer este país, más las islas, de Trinidad y Tobago y Granada.

Cuatro días antes de la salida, constaté, al mirar el itinerario en la web de Iberia, que la compañía española, había cambiado los horarios de nuestros vuelos. Estallé de ira, volviendo a lamentar, una vez más, lo poco seria, que es esta aerolínea (y mira que yo, no soy de quienes la atacan por sistema y capricho). Siempre, que hemos volado con ellos, en trayectos largos, nos han cambiado la fecha o la hora, sin ni siquiera comunicarlo, por correo electrónico.

Lo que parecía un contratiempo –más para el estado de ánimo, que a efectos prácticos-, se convirtió en una oportunidad. Al día siguiente, un imprevisto y doloroso mazazo, nos golpeó severamente e hizo imposible, la realización de tan ansiado viaje. Nos agarramos a un clavo ardiendo y pensamos: “Si iberia ha cambiado los horarios, seguro que tenemos derecho, al reembolso de los boletos”. Dicho y hecho: En 10 minutos y tras hablar con una señorita, que ofreció cierta resistencia, teníamos en nuestra tarjeta de crédito de retorno, 828 euros y los billetes anulados, con tan solo, 10 euros de cargo, supongo, por gastos de emisión.